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—Tenemos que irnos... —Murmuró Freen viendo a Becky aún con su pijama, que consistía en una camiseta de su Alfa, unos calzoncillos y unos calcetines, nada más.

Tenían cita al médico en unas horas, sería su primera cita para su embarazo, pero Freen era una desesperada y ya estaba lista, mientras que Becky se paseaba por la casa semi desnuda y comiendo todo lo que se encontraba por la nevera.

Estaba algo mimosa y muy berrinchuda, haciendo pequeños pucheros convencía a Freen para que se quedara quieta y así podía olfatearle algunos segundos para tranquilizarse.

A pesar de estar embarazada Becky ayer acudió a una sesión rápida, donde no pasó nada fuera de lo normal, aunque Freen esperaba paciente para acompañarle. Fueron un par de fotos y le pagaron muy bien, el problema fue cuando le dijeron que podrían ofrecerle un trabajo a mediados de verano, serían pocas horas pero estaría bien pagado por ser vacaciones y por ser una modelo tan hermosa.

Su sorpresa fue grande cuando Becky les informó que para esas fechas, tendría un vientre abultado por un cachorro. No le dijeron nada despectivo pero retiraron la oferta muy rápido.

Algo decaída salió de allí con Freen, con quien no habló en todo el camino.

La Alfa veía día a día a su pareja experimentar algo nuevo con su cachorro, se sentaba a probar cosas y revisaba tiendas online de ropa para bebé, estaba emocionada con la idea de un día para otro, mientras ella, alejada del tema. Becky le preguntaba sobre qué color, qué tela o qué talla, pero la mayor le ignoraba rotundamente, pasando a hacer otra cosa.

Es verdad lo que le dijeron, Becky tenía un nido hecho cuando ella salía de la cama, montón de ropa en la cama y ella acurrucada allí, sintiéndose plenamente bien, tranquila y protegida.

Freen tampoco dijo nada, ni se molestó en preguntar porqué lo hacía si dormían juntas. Es obvio que Becky le sacaría en cara algún día ese mal comportamiento, ese desinterés y esa falta de cariño. Pero por el momento, la castaña se mantiene paciente.

Claro que en cuanto Freen deja la habitación, ella se deshace en lágrimas en su nido, haciéndose preguntas en su cabeza, las cuales no tienen una respuesta.

¿De verdad quiere hacer esto? Aceptar su embarazo y quedarse a vivir pero sin una pizca de amor.

¿Le seguirá queriendo? Tampoco siente su aroma por las noches, tampoco le abraza como antes.

¿Era mejor abortar? Esa idea hacía que su corazón palpitara con fuerza bruta, no era capaz de pensarlo ni mucho menos de hacerlo.

¿Querrerá a su cachorro cuando nazca? Con lo que está demostrando, para Becky la respuesta es clara pero dolorosa, su garganta duele por el nudo que se forma allí.

—Vístete ya, Becky. —Demandó de una vez cuando la menor se sentó a comer duraznos en la alfombra— Es por tu hijo, a mi me da exactamente igual ir o no.

Sí, los comentarios de ese tipo estaban muy presentes en su día a día. La Alfa sabía el dolor inmenso que causaba pero no era capaz de verle con amor, no cuando en su vientre llevaba un cachorro no deseado.

La idea le gustaba, joder era su hijo, pero en cuanto pensaba en su relación, las cosas no encajaban. Ellas estaban bien así, trabajando y siendo un equipo de dos. No estaban preparados para algo así y al pasar el tiempo sentía que se iba ahogando más, el bebé crecía y las posibilidades de sacarlo disminuían a pasos agigantados.

Suspiró cuando Becky se quedó algunos segundos en la alfombra, viéndole triste, esa jodida mirada de tristeza le hacía quebrarse.

Asintió suave, poniéndose de pie y caminando hasta la habitación. Había hablado con Aurassaya y bueno, la Omega se encargó de maldecirla en todos los idiomas posibles, diciéndole que recapacitara de una vez y dejara ese trato.

Anticonceptivos¹ [𝕴] | Freenbecky ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora