D3spu3s de r3gresar, decidí v0lv3rme n3gr0.

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Episodio 8. Muere una semana después.

Después de que el día había pasado, llegó la hora del té. Como Abin dijo que vendría aquí, se prepararon varios postres y hojas de té y se esperaron en la habitación.

Hoy he elegido un vestido de gasa celeste en tonos pastel. Fue porque tenía la sensación de que la hora del té no terminaría.

"Te ves bien hoy, princesa".

Cuando Freea parpadeó con sus grandes ojos con una cara que ni siquiera conocía, Chen dijo con una sonrisa juguetona.

"Has estado mirando a la puerta todo el día de hoy".

"Tenemos que esperar a que llegue un invitado".

Fria apartó la mirada de la puerta y se tocó la nuca con timidez.

Después de un rato, se escuchó un golpe. Chen abrió la puerta y al otro lado de la puerta había un hombre pelirrojo.

"quién... ... "

A diferencia de Freea, quien se sorprendió, el hombre pelirrojo comenzó a recitar su auto-presentación muy casualmente.

"Disculpe. Soy Su Majestad el Emperador Abin... ... "

"No digas tonterías y sal del camino. Princesa, lo siento. Mi artículo no prestó atención a esto... ... ¿Estabas sorprendido?"

Al final, tal vez frustrado, una mano grande agarró la cara del hombre y lo empujó. Era Abín. Abin sonrió como si estuviera muy avergonzado y le tendió algo a Freea.

Era un ramo muy grande. Como sorprendida por el regalo repentino, Freea abrió mucho los ojos y miró alternativamente el ramo y Abin.

"Iré al baño de damas, pero es muy descortés venir con las manos vacías".

"... ... Me gusta mucho."

Estaba lleno de flores azules que amaba cuando era niña. Freea miró cada flor y sonrió brillantemente como si estuviera de buen humor.

"Su Majestad me invitó, pero el lugar es mi habitación... ... "

Cuando le mostré el horario del té que había preparado Freea, los ojos de Abin se abrieron involuntariamente. Fue porque ya había preparado y traído la bandeja.

'... ... La princesa se avergonzaría si se entera de que lo trajiste. ¿Qué tengo que hacer?'

Cuando Abin se quedó quieto, incapaz de ocultar su vergüenza, Freea lo miró y notó algo afuera de la puerta.

"¿Qué más hay ahí?"

"No es nada."

Abin envolvió sus brazos naturalmente alrededor de su cintura y giró su cuerpo como estaba, llevándola a la mesa.

"¿su Majestad?"

"¿Para qué me llamas?"

Él sonrió con picardía y la volvió a sentar para evitar que Fria mirara hacia la puerta.

Mientras tanto, Lianne, el caballero que la acompañaba, notó que Abin estaba actuando así debido a la bandeja frente a la puerta, y rápidamente y en silencio guardó la bandeja.

'Oops, es un bocadillo.'

La comida en la bandeja no era un desperdicio ni nada por el estilo porque estaba bien comer con los miembros de los Caballeros Templarios. Por el contrario, era una muy buena noticia para los caballeros que siempre tenían antojo de bocadillos.

Cuando Rianne se fue, Abin dejó escapar un suspiro superficial como si estuviera aliviado. Fria miró a Abin y pensó.

Todo es obvio.