La familia Sully ha crecido.
Esta historia sigue a la hija biológica mayor de Jake, Sylwanin, mientras acompaña a su familia a través de pruebas y tribulaciones.
Los lazos de la familia serán probados.
Y se formará un nuevo vínculo.
Cierto vínculo c...
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Lo siguiente que tuvimos que aprender fue a respirar.
"Respirar y expirar", dijo Tsireya mientras todos nos sentábamos en círculo sobre algunas rocas expuestas. "Imaginar que sopláis una llama. Debéis reducir el latido al mínimo", dijo acercándose a Loak y poniendo una mano en su pecho y otra en su estómago.
"Respira desde aquí abajo. Expira despacio", dijo acariciando su estómago. Lo'ak lo hizo y su mirada se desplazó hasta el rostro de ella.
"Lo'ak, tu latido va muy rápido", dijo.
"Lo siento", murmuró.
"Concéntrate", dijo.
"Está bien", asintió. Instantáneamente Neteyam, Rotxo y yo sonreímos a sabiendas. Resulta que nuestro querido hermano estaba un poco enamorado.
Aprendimos rápido, Tsireya era una gran maestra. Nos habíamos vuelto tan buenos montando que jugábamos a pillarnos bajo el agua. Al ver a Aonung alejarse nadando, subí nadando por encima del agua. Me incliné y tiré suavemente de su cola. Se dio la vuelta en estado de shock, su expresión me hizo reír. Una sonrisa que parecía ser contagiosa, él compartió una sonrisa de vuelta.
Un día mi padre nos llevó a Neteyam y a mí a entrenar con los otros guerreros. Había una gran losa de piedra donde entrenaban los guerreros. Lo suficientemente grande como para albergar a todo el pueblo si quisieran. La piedra bajo nuestros pies estaba tallada con hermosas descripciones de gran batalla y bestias gigantes. Estaba tallado con tanta delicadeza que me arrodillé para verlo mejor.
"Jake Sully", volví al lado de mi padre mientras saludaba al jefe.
"Estos son mi hijo Neteyam y mi hija Sylwanin. Según nuestra cultura, son guerreros de pleno derecho", afirmó padre con orgullo colocando una mano en cada hombro.
"Sí, te recuerdo. No muchos miran a mi pareja a los ojos cuando está enfadada y no se acobardan", dijo Tonowari con una pequeña sonrisa haciéndome un gesto. Mi padre se volvió hacia mí con una ceja levantada exigiendo una explicación.
"No quise faltarle el respeto", me disculpé rápidamente.
"No hubo falta de respeto", me aseguró.
"¿Y por qué son considerados guerreros? ¿Todo porque aprendieron a montar una criatura voladora?" preguntó un joven.
"Suficiente", siseó el jefe.
"Sin embargo, tengo curiosidad. ¿Cómo se convierte uno en un guerrero en la jungla?" preguntó con curiosidad.
"Primero aprendemos a cazar, cómo mantener el equilibrio de la vida. Luego hacemos nuestra primera matanza", comenzó a explicar Neteyam.
"Una vez que hayamos hecho eso, domesticaremos a un Ikran", agregué.
"Y luego pasamos por una búsqueda de sueños. Donde nos conectamos con Eywa", terminó mi padre.
"Ya veo. Bueno, si van a ser guerreros de este clan, deben olvidar sus caminos. Deben acatar el camino del guerrero metkayina", dijo el jefe. Mi hermano y mi padre asintieron rápidamente de acuerdo.
"¿Qué pasa, niña?" preguntó Tonowari al notar mi vacilación.
"Con el debido respeto. No deseo olvidar la forma guerrera con la que me criaron. Siempre será parte de mí. Pero mientras esté aquí, cumpliré con vuestras reglas y seguiré vuestros caminos", dije. Hubo unos segundos de silencio. "Si no puedes aceptar esto, entiendo si no quieres que yo sea un guerrero", agregué suavemente.
"Tus términos son aceptables", asintió con una sonrisa comprensiva. "Venid, hoy entrenaréis como lo hacéis normalmente. Os observaremos", dijo antes de volverse hacia sus guerreros y dar las órdenes de entrenar como de costumbre.
"Está bien, lo escuchasteis. Neteyam pelea con tu hermana", bajando mi arco, me alejé un poco.
"¿Tengo que hacerlo?" Neteyam preguntó con un profundo suspiro.
"Sí, vamos", dijo papá dándole una pequeña palmadita en la espalda para animarlo.
"Vamos, hazlo tú" Le dijo Neteyam a nuestro padre.
"No lo haré" Padre se ríe.
"¿Qué clase de hombre tiene miedo de luchar contra su propia hija?", Uno de los guerreros ofreció el insulto solo para ser silenciado por el jefe. Sin embargo, mi padre no se ofendió.
"El tipo de hombre que sabe que ella obtuvo los rasgos de guerrero de sus padres", dijo simplemente. Estirándome comencé a desatar mi daga y la vaina de mi banda de pecho, Neteyam hace lo mismo.
"Trata de no dañarme demasiado, Nin", dijo Neteyam cuando comenzamos a rodearnos.
"Trataré de no hacerlo", sonreí.
"Muy bien, adelante", anunció padre. Corrí hacia adelante, mis golpes eran rápidos, fueron bloqueados. Golpes que fueron obstinados. Casi desarmando a Neteyam, se apartó de mi alcance. Un sonido impresionante salió de algunos de los jóvenes guerreros cuando retrocedimos para rodearnos.
"Tranquilo Neteyam", llamó padre. Neteyam era un buen luchador, pero no era mejor que yo. Entonces ataqué de nuevo. Mi ráfaga de golpes fue solo una distracción. Esperé mi apertura y entré en acción cuando lo vi. Golpeé mi palma hacia arriba atrapando su garganta y aturdiéndolo levemente. Agarrando la parte posterior de su cuello, básicamente me acerqué a su cuerpo, enganché mi cola alrededor de su cuello y torcí mi cuerpo rápido y fuerte, arrojándonos a ambos al suelo. Yo aterrizando suavemente y la espalda de Neteyam golpeando contra la piedra. Torciendo el brazo que sostenía la daga, la sostuve con fuerza contra mi cuerpo, mi pierna aún sujetaba su cuello. En esta posición, no pudo hacer nada.
Susurros impresionados se extendieron a través de los guerreros que apenas podían ver y comprender lo que acababa de suceder. Aonung miró con los ojos llenos de asombro.
Neteyam luchó un poco antes de palmearme la pierna y hacer tapping. Liberando mi agarre me quedé sonriendo hacia él mientras le ofrecía mi mano.
"Pensé que no me ibas a dañar", dijo tomando mi mano mientras lo levantaba.
"No lo hice, podría haberte derribado cinco movimientos antes", le dije haciéndolo reír."Peleas bien", el jefe se rió entre dientes divertido por todo. "Muy bien", agregó colocando una mano en mi hombro.
"Neteyam, aprenderás de Maoi. Sylwanin, aprenderás de Aonung", dijo el jefe. Asintiendo, miré a Aonung, quien me hizo señas con la cabeza.
"Peleas bien", comentó.
"Gracias. Aunque no sé qué tan bien me iría con eso", dije señalando el estante de armas.
"Esta es el arma de los metkayina. Aprenderás a pelear con esto", dijo tomando una lanza de madera con dos puntas y ofreciéndomela.
"Hagámoslo", sonreí metiendo la lanza debajo de mi brazo y caminando hacia un área abierta. Aonung sacudió la cabeza levemente con una pequeña sonrisa.
