Y el resto de la madrugada
sin luna continuó en lo mismo,
en llorar porque nos ahogábamos
en nuestros recuerdos y en ser
infelices.
Llamada cuarenta y uno.
Y el resto de la madrugada
sin luna continuó en lo mismo,
en llorar porque nos ahogábamos
en nuestros recuerdos y en ser
infelices.