🦉 Capitulo 22🦉

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Ya era de madrugada, México miró al contrario, el cual dormía tranquilamente. Por esto decidió levantarse, vestirse y salir de la casa sigilosamente.

En realidad, el norteamericano creía que el otro dormía. Solo estaba medio  Argentina había quedado confundido ¿Por qué México se fue de esa manera, a esa hora?

Pensaría en eso mañana, por ahora ahora seguiría durmiendo.

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Al día siguiente el albiceleste se levantó y fue a la cocina encontrandose con el mexicano dejando en desayuno ya preparado en la mesa.

─ Buen día, cielito...─

─ Buen día─

Respondió mientras se sentaba aún medio dormido.

─ ¿A dónde fuiste anoche?─

Continuó hablando el albiceleste.

─ Fui al patio, no podía dormir, y quería despejar un poco la mente─

Respondió el contrario mientras dejaba el desayuno en la mesa y se sentaba. Argentina solo asintió y procedió a mirar la tele, le parecía raro, porque hasta ahora nunca había hecho eso, pero por otro lado decidió no darle tantas vueltas al asunto.

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A la tarde Argentina agarró unas cosas y se dirigió a la puerta principal.

─ México, me voy... en un rato vuelvo─

─ ¿A dónde vas?─

se apresuró a preguntar en contrario.

─ A comprar unas cosas ¿Necesitas algo?─

─ No, ve...─

Cuando Argentina salió, México aprovechó para hacer lo mismo pero por la puerta trasera. No lo seguiría, solo iría a comprar a otro lugar.

El albiceleste pasó por la verdulería, por el maxikiosco y por último a la pinturería, ya que habían decidido con México pintar el exterior de la casa. El color ya había sido elegido previamente así que fue directamente a pedirlo.

Cuando estaban buscando aquella pintura juntos al empleado de allí, Argentina logró ver a lo lejos dentro del negocio a un hombre de pelo rojo y verde... ¿México? Nah... ¿O si?

Minutos después fue a pagar la pintura sin quitarle los ojos de encima a aquél hombre. En un momento los dos cruzaron miradas pero el otro miró rápidamente hacia el lado contrario.

Cada vez se reforzaba más la idea de que era México. Suspiró y salió de la tienda.

Al llegar a la casa logró ver qué México no estaba, guardó las cosas compradas y vió como el Norteamericano entraba con la puerta trasera.

─ Hola cielo...─

Dijo de forma tranquila el mayor.

─ ¿Dónde andabas, México?─

Se apresuró a preguntar Argentina notablemente serio.

─ ...Atrás, en el cobertizo cielito─

─ ¿Ajá, no estabas en la pinturería?─

─ ...No─

Argentina suspiró serio y miró al contrario.

─ Últimamente andas muy raro, decime, ¿porqué salís tanto y en momentos que yo no puedo darme cuenta?─

México suspiró, miro hacia abajo y volvió a ver al contrario.

─ Es que quería darte una sorpresa... Ven─

México tomó la mano del contrario y lo llevó afuera.

─ Espera aquí...─

Dejó afuera del cobertizo a Argentina y entró cerrando la puerta. Minutos después sale con una maceta de unos 60 centímetros de alto y sus flores favoritas, las rosas color rojo oscuro.

─ Quería regalarte esto para nuestro aniversario, sé que es muy simple... pero no sabía que otra cosa darte─

─ ...Es muy lindo, amor. Gracias...─

El albiceleste abrazó al contrario con una leve sonrisa, a lo que México correspondió.

─ ...Perdón por arruinarte la sorpresa─

Mencionó apenado y algo triste el argentino.

─ No te preocupes cielito, está bien...─

Acarició la cabeza del menor con una leve sonrisa para luego besarlo y ser correspondido.

─ ¿Y si está noche vamos a cenar en la playa?─

─ Me parece una buena idea, cielito─

Besó la mejilla del menor.

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Las horas pasaron y la noche ya estaba llegando. La pareja protagonista, estaba yendo a la playa donde pasarían la noche. Argentina por su parte estaba emocionado, aprovecharía esta oportunidad para pedirle una vez por todas matrimonio a su querido México.

Los dos se sentaron en una mesa y miraron el mar el cual se movía tranquilamente y emitía un sonido relajante. Una mesera, la cual vestía formalmente, les pidió la orden, y se fue. México miro a Argentina con una leve sonrisa.

─ Eres tan hermoso como el mar, cielito─

El albiceleste sonrió al igual que el mayor. Sus nervios aumentaban. Planeaba que después de comer se acercarían al agua y allí cumpliría su mayor sueño.

─ Y vos mas lindo que una noche estrellada en un cielo despejado─  
una pequeña risita se escapó de la boca del tricolor, la mesera volvió con una botella de sidra. Argentina sirvió la bebida en las dos copas y tomaron.

─ No se que haría sin ti─  

─ Ser un triste loco...─

Los dos rieron a la par.

─ Tienes razón corazón, nadie mejor que tú... Brindemos por tu belleza─

El albiceleste sonrío levemente y chocaron cuidadosamente las copas para luego tomar.

A los minutos, la comida pedida ya estaba lista y la chica que los atendía dejó esta en la mesa para luego retirarse y que los dos países empiecen a comer.

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Pasó un buen rato, en dónde los dos habían terminado. De postre habían pedido helado.

─ ¿Y si vamos hacia el agua?─

Propuso Argentina con una leve sonrisa.

─ Claro cielo, vamos─

Los dos se pararon, se tomaron de la mano y se dirigieron al agua. Pero fueron interrumpidos por el sonido de una notificación del teléfono de México. Esté miró de que se trataba y miró al menor.

─ Corazón, debo irme... uno de mis estados me necesita. Tú quédate aquí, ¿Si? Yo ya vuelvo─

México le brindó una pequeña sonrisa al menor, cosa que este imitó. Y sin más, se fue rápidamente.

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•°.Blood Flavored Kisses~[Mexarg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora