Mio buon amore [PinocchioxCandleWick] || Pinocchio GDT

Cap Five

Supongo que ahora creen que este fué el fin de nuestro amigo Candlewick pero más erróneo no puede ser, él aun seguía con vida pero ahora había cambiado el propósito de su vida y era volver a su hogar para después reencontrarse con Pinocho para darle las gracias.

Aún estaba aturdido por el sonido de la bomba y sus sentidos apenas reaccionaban pero lo poco que podía percibir era un infierno total, miles de niños ahí lastimados y e incluso algunos muertos, uno de tantos era aquel niño que hace un día estaban emocionados por empezar el campamento. Ahora más que nada tenía que salir de ese lugar sea como sea y vio que había camiones de la limpieza de basura junto a los de reclutamiento, el problema era pasar toda la cancha infestada por trampas, pasar desapercibido por las tropas enemigas tenía que ser sigiloso para que no lo vieran no solo el enemigo si no también los guardias de su tropa, ya que podrían dejarlo batallar a costa de que ellos sobrevivan.

Esto era algo que Candlewick no permitiría, el puberto tomó una de sus armas de pintura y tres granadas de confeti ya que era lo único que tenía en la mano, que irónico que algo que era para divertir a los niños sea lo único para defenderse del otro. Corrió agachandose mientras podía ver la escena de la bomba donde cayó en su padre y efectivamente, se desintegró y la imagen era horrible ya que apenas podía distinguir partes de su uniforme y la piel quemada, supongo que era su destino porque jamás aprendió que tanto sacrificó su hijo por lograr ser su orgullo y el único camino que le quedó fué una muerte sorpresa, dolorosa y solitaria.

Candlewick ya no sufriría por su aprobación pues que podría ofrecerle un muerto.

Corriendo con la cabeza baja y su vista directa al objetivo llegó a uno de los cuartos de camiones donde algunos niños habían llegado ahí después de escuchar el sonido de las bombas, no contaban que ellos también vinieran, la mayoría no pasaban de los doce años y buscaban desesperadamente un escondite en los carros de carga.

-¿Candlewick?¿Qué haces aquí? deberías estar en el campo con los demás-respondió uno de esos niños-Se supone que eres el hijo perfecto del Podestá, tu lugar es en la guerra

-Mira!....No tenemos tiempo para hablar, metanse al auto y tratemos de conducir para escapar de aquí sin que nos vean-dijo con desesperación-

-Pero... ¿y los demás?¡Los dejarás solos? Solo te importa ser el primero en sobrevivir ¿no? Nos dejaras morir a sus manos solo para salvarte, de todos modos, tu eres Candlewick, el modelo a seguir

Esas últimas palabras dejaron reflexivo al chico, ahora que lo pensaba bien se daba cuenta que no era el único niño con miedo de morir. Fue demasiado cruel no sólo consigo mismo, también con otros chicos y eso hacía que se quedara solo, desde antes de la guerra jamás había tenido a alguien a su lado o que se acercara porque lo quisiera conocer y no por lo que su padre antes representaba con su presencia, haciendo que si se comportaba así tal vez conseguiría algún amigo, supongo que era algo que aprendería tarde o temprano.

-Se que tal vez nunca los traté bien y tienen todo el derecho de odiarme o llamarme cobarde pero lo dije antes y lo diré ahora-respira profundo- Soy un cobarde, débil y delgado como una vela pero aún con este miedo, voy a sacarnos de aquí, no me importa que piensen así que ahora seguirán mis planes y me aseguraré de que nadie sea descubierto.

Con ésta motivación, robaron una de las llaves del auto que se encontraban en los bolsillos de uno de los soldados que habían muerto y planeaba escapar y junto con sus armas de juguete buscaron una furgoneta, cuando el último niño entró al auto y se escondió en las canastas de ropa, un sonido irrumpió seguido con el llanto de un niño y voces de adultos exigiendo por sus vidas.

-Ну же! Скажи нам, где остальные, или мы все взорвем. (¡Anda! Dinos donde están los demás o volaremos todo)-Apuntando con un arma a un puberto-