Sara llevaba días sin dirigirme la palabra, solo cenábamos juntos ,porque también se tira todo el día fuera, por las noches sale de casa. Todo eso durante dos días seguidos, y me voy a morir de intriga. Si empre que le pregunto dónde va me dice siempre lo mismo "no seas impaciente". Sé que me estaba preparando algo, pero no sé que es, y como ella dice, soy un impaciente.
A si que hoy, cuando sale de casa, decido seguirla. Son las once de la noche y ella camina hacia el bar de mi hermano Arthur, yo frunzo las cejas al ver que están apagadas las luces. Veo como Sara entra y después de unos minutos, sin que se enciendan las luces, decido entrar.
-Hol...?- Me callo cuando dejo de ver durante unos segundos por la luz, y después escucho a todo el mundo que había dentro gritar un "Felicidades" todos a la vez.
Giro mi mirada hacia la morena, que casi viene corriendo desde la otra esquina del pub, para abrazarme.
-Felicidades guapo- Dice, para después darme un beso, pero me tiene que soltar para que los demás me feliciten.
-Lo habéis decorado todo muy bien- Dije mirando a mi alrededor.
-A sido Sara- Dije Tommy, sentándose a mi lado.- Ya sabes. Se enteró hace poco de que sobre estas fechas estamos todos tristes, por la guerra, y decidió alegrarnos el día a todos.- Me explicó.
La vi bailando a lo lejos, a veces me preguntaba. Como una mujer tan responsable y madura como ella se quiso casar con un chico como yo, inmadura e irresponsable. Me fue muy difícil tener el valor para pedirle matrimonio, pero al final, aquí estamos, casados.
La veo acercarse desde lo lejos y le sonrío, Tommy lo nota, niega con la cabeza y se va sonriendo, no sin antes guiñarme el ojo. Lleva un tiempo así de feliz y demostrativo, tendré que hablar con él, pero primero me centro en mi esposa. Que está justo delante de mí, de pié, yo la observo.
Lleva un vestido morado largo, tiene escote y sus mangas son cortas, está preciosa. Al ver que no se mueve, le hago una seña para que se siente encima de mí, ella niega mientras se ríe y se sienta. Ella quería que yo me echase a un lado.
-Me ha encantado la sorpresa- Le dije, mientras repartía un par de besos desde su mandíbula hacia los labios.
Ella soltó una risita, pero enseguida pegó sus labios a los míos.
