El Jardín De Basil

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Sunny había regresado a su casa, se sentía mas liberado y ligero por lo sucedido en el cementerio.

Acomodo las compras que había hecho en su almacén, desde el fallecimiento de Mari la casa ha estado completamente sola, pues sus padres eran personas bastantes ocupadas y muchas veces no regresaban en semanas por viajes de negocios, al menos eso le decían a su hijo.

Por su parte Basil se encontraba en su jardín regando sus flores, la partida de su abuela lo había afectado, aunque sus padres le seguían dando un sustento económico para vivir.

Basil en su hogar se sentía sólo, aunque también conservaba la calma y al igual que Sunny había dejado toda la culpa atrás.

Aunque ninguno de los 2 convivía tanto tiempo como en el pasado, seguían algo distanciados uno del otro, pero eso no significaba que no quisieran verse.

Alguien llamó a la puerta del rubio, que sobresaltado por el repentino ruido que lo sacó de sus pensamientos.

Abrió la puerta viendo a Sunny con una maceta de girasoles, quien rápido se los extendió.

Basil le sonrió amable -Hola Sunny, las flores son muy lindas.

Se apresuró en agarrar la maceta, algo ruborizado cuestionó a su amigo.

-¿Son para mí?

Sunny asintió con la cabeza, se asomo hacia el interior de la vivienda.

-Ven, entra

Como si Basil leyera sus pensamientos dio unos paso a los lados permitiendo el paso de Sunny, quien susurro un simple gracias.

-Los girasoles son mis favoritos, gracias Sunny.

Aún con las flores en las manos abrazo al contrario, rápidamente el abrazo fue correspondido.

-¿A que se debe tu visita?, Sunny.

-Quería verte.

Esta oración hizo que las mejillas de basil se tornarán de un ligero color rojo.

-Las voy a cuidar muy bien.

Sunny vio como Basil llevaba la maceta hacia su jardín, decidió seguirlo.

Ese jardín había dejado maravillado a Sunny, era un jardín repleto de flores de distintos colores y formas, todas parecían estar en perfecto estado y acomodadas de un modo que hacía notar el amor y cariño que el joven rubio les tenía.

Su mirada se fijo en Basil, quien estaba de cuclillas acomodando los girasoles que le había regalado.

No eran los primeros que tenía, en su jardín tenía más girasoles, aunque le hacía feliz verlo con ese entusiasmo que lo caracterizaba.

Seguía observando atento a Basil, le había regalado girasoles justamente porque le recordaban a él.

No sólo por como se veía, su cabello rubio como los pétalos de un girasol, su ropa usualmente con tonalidades verdes como el tallo, con zapatos marrones como la semilla del centro.

Así como sus ojos azules que si los miraba por mucho tiempo se perdería en ellos, su personalidad optimista y radiante, contraria a la suya si se pone a compararlos.

Su piel suave y sus manos delicadas que le gustaría sentir y tuvo la suerte de experimentar cada que el rubio le tomaba de las manos y corrían juntos, o cuando se abrazaban y podía sentir su respiración tranquila, aunque también notaba nerviosismo en él.

Un rubor apareció en sus mejillas por tales pensamientos, una sonrisa pequeña se dibujo en su rostro.

Aunque Basil lo sacó de su pequeño trance.

-Sunny!

El mencionado dio un brinco del pequeño susto que le dio.

-Llevas 2 minutos viendo los girasoles, ¿Te gustan?.

-Perdón.

Basil aún no se acostumbra a que Sunny hablará, había escuchado su voz varias veces pero era un chico tan callado que muchos pensarían que era mudo.

-No te preocupes, solo me preocupe un poco.

Sunny asintió, viendo por última vez ese bello jardín para después adentrarse en la casa de nuevo, no se sentía muy cómodo, hace 4 años se sentiría como en su propia casa.

Aún falta mucho por recuperar y sanar.

Basil pudo notar como Sunny tenía una mirada perdida y bastante pensativo desde que entró a la casa, y no es para menos pues ahí ambos compartieron memorias y recuerdos que atesoran a día de hoy, aparte que Sunny seguía en trauma por lo ocurrido hace tiempo aún, el ver a su amigo tan mal por su despedida le destrozaba el alma.

Basil abrazo a Sunny por la espalda intentando consolar y ayudar a su amigo.

Sunny soltó un quejido casi inaudible por la sorpresa.

Sabía exactamente todo lo que tuvo que soportar su amigo, su aislamiento fue prueba de su nula sanidad mental, pero ahora que puede, no dejará a Sunny solo.

No otra vez.

-¿Pasarás la noche aquí?.

Preguntó Basil con una sonrisa, se separó de su amigo esperando su respuesta.

-Tal vez.

Le dedico una sonrisa tímida a su amigo.

-Entonces, tal vez hoy cenemos juntos.

-Tal vez.

Ambos rieron, cada uno a su manera y sabían perfectamente cómo se sentía el otro.

-Ven, ayúdame a preparar la cena.

Tomó su mano guiandolo hasta la cocina.

-¿Qué podemos hacer para cenar?

Pregunto Basil a sí mismo viendo un libro de recetas que perteneció a su abuela.

Él aprendió a cocinar a base de ese libro y de ayudar a su abuela en la cocina también.

Sunny asomo su mirada acercándose para poder ver el contenido del libro.

-Espagueti a la boloñesa, ¿Te gusta?

Miró a Sunny, el cual estaba viendo la imagen del espagueti, asintió a la pregunta de Basil.

-Entonces hagamos eso!

Sunny le dedico una sonrisa de aprobación y ambos comenzaron a cocinar juntos.

Sunny era algo torpe en la cocina y cometía muchos errores, cosa que hacía reír a Basil.

Basil se encargaba de casi todo, sobre la medición y las proporciones de comida, en cambio Sunny se encargaba de evitar que la comida se quemara en lo que Basil hacia otra cosa.

-Es bueno tenerte de vuelta, Sunny, te extrañe bastante y me alegra volver a verte, y verte mucho mejor que la última vez.

Esas palabras hicieron sonrojar al joven de cabello negro.

-Puedo decir lo mismo, Basil.

Soltó una risa baja que si no fuera por el silencio del hogar Basil no hubiera podido escuchar.

-Extrañaba estar junto a ti.

Durante esa pequeña conversación los fideos y la salsa boloñesa ya se habían terminado de cocinar, solo faltaba servir la comida.

Sunny se encargo de la presentación de los platos mientras Basil ponía la mesa y después de servir ambos se sentaron en la mesa.

-No te quedó tan mal.

Ambos comenzaron a comer con tranquilidad, era un momento íntimo para los 2, momentos que extrañaron.

Y que probablemente podrán forjar mas, pues la culpa había desapareció y dieron paso al perdón de un pasado oscuro y trazar el camino al reluciente mañana, que obviamente
Cruzarán juntos.

Dulce Armonía || Sunflower Donde viven las historias. Descúbrelo ahora