Mi Último Adiós

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El capítulo será a perspectiva de Sunny

Vivir atormentado por el pasado, los dilemas y sentimientos encontrados que no hicieron mas que dañarme, la agonía de ver salir el sol pero no sentir su calor.

¿Fui yo el malo?
¿Merecía acabar así?

Esas dudas ya no importaban, la inseguridad se había ido.

El martirio mental de esfumó al verlo entrar a la habitación.

Ver a Basil entrar por la puerta aclaraba mi mente y mis dudas.

Había válido la pena.

Valió la pena tantos años de dolor, sufrimiento y agonía si con ello puedo verlo sonreír.

Si puedo verlo feliz, y aun mas si es feliz conmigo

Lo abrace sin pensar 2 veces, el olor que tenía funcionaba como mi mayor tranquilizante.

Escuchar su risa nerviosa me hacía sentir afortunado, afortunado de escuchar esa risa que tanto me encantaba.

-¿Tuviste una semana pesada?

Asentí a su pregunta, el tener que estudiar y trabajar al mismo tiempo me consumía bastante de mi tiempo y obviamente energía

-Ya puedes descansar, lo mereces, yo cocino.

Cuando se separó de mi no pude evitar soltar un quejido de molestia, haciéndolo reír nuevamente.

-A veces pareces un niño pequeño.

Dijo para después salir de la habitación hacia la cocina.

Yo me senté sobre la cama soltando un bostezo.

El gato que habíamos adoptado se acercó a mí y se acostó en mis piernas, a petición de Basil lo adoptamos cuando lo encontramos en la calle, un hermoso gato naranja, el gato mas cariñoso que había conocido.

Recuerdo bien ese día.

Basil y Sunny estaban caminando de regreso después de haber ido al parque, petición del rubio pues extrañaba su pequeño jardín, se encargaba de las flores de aquel parque.

De regreso ambos vieron un gato muy pequeño, de color naranja pasar frente a ellos

-¡Sunny! ¡Un gato, un gato! ¿Nos lo llevamos?

-No.

-¿Porque? ¡Es muy lindo!

-Lo tenemos que alimentar, cuidar, vacunar, no tenemos dinero.

-Me pongo a trabajar para mantenerlo.

-No, vamos a la casa de una vez.

Aún con los reclamos de Basil, este obedeció y siguió a Sunny hasta su casa.

Pero una vez que ambos llegaron, Sunny escucho un maullido, dirigió su mirada hacia Basil quien estaba sonriendo nervioso.

El pequeño gato había entrado a la casa pues Basil lo había cargado y escondido en su sudadera.

-Te dije que no.

-Ya está dentro, ni modo, no tienes el corazón para sacar a cheeto a la calle.

-¿Le pusiste nombre ya?

-Si, porque es mi gato, mañana le compro su collar.

-Bien, es tú gato, tú lo mantienes.

-Ya verás como le agarras cariño.

Recordaba eso mientras acariciaba al gato, esos recuerdos me seguían convenciendo que había válido la pena los años de espera.

Estaba en plenitud, en mi mundo perfecto del cual no quiero salir nunca.

Dulce Armonía || Sunflower Donde viven las historias. Descúbrelo ahora