PARVATI O4

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Aruna se encontraba sentada al final del acantilado de la Push, observando las olas chocar contra las rocas, le gustaba recurrir a este lugar para tomarse un respiro de todo. Desde que había vuelto a la vida, tener los lazos con la manada más de lo que recordaba tener años atrás, tener a Leah para cada paso que daba en esta nueva oportunidad era sin duda algo tan profundo y curioso de experimentar. 

Claramente siempre le salía sus frases bastantes peculiares de cuándo tenía la vida de un perro, una mascota que solo era feliz con existir, jugar y compartir, totalmente lo contrario a la vida humana que realmente suponía tanto de práctica y error para pasar cada situación con creces. Desde el comienzo con la caligrafía, nuevas costumbre e historia que guardaba la reserva en aquellas inmensas bibliotecas antiguas hasta el intento fatídico y vergonzoso de hacerle un poema para su madre como para su Elle, eran las cosas más complicadas.

Solo con recordarlo sus mejillas se tornaban cálidas y su piel se erizaba con volver a aquellos tiempo, más específico cuando tenía sus doce años, realmente la literatura era algo que movía su mente, corazón y cuerpo, tanto que la primera vez que la maestra dio la clase se enfocó demasiado que casi ni se da cuenta que alguien quería pasarse de listo y robarle un beso, menos había reaccionado con un buen puño de reflejo para el contrario. Las tareas por aquel tiempo se suponía que eran sencillas de realizar, pero como su orgullo le era más grande lo quería hacer perfecto para sus figuras femeninas que tanto amaba, y eso era doble o triple concentración; su cabeza había rebuscado demasiados términos extraños para que dieran el realce delicado y maravilloso del mensaje que quería transmitir con sus poemas, tanto que así terminó escribiendo un adefesio intento de poema, pero al final tenía su gracia para la edad que tenía en ese entonces.

Mía madre.
Escucho una y otra vez este dicho: "Madre hay una sola",
Esa frase no la escucharás de mi parte, porque me parece sosa.
De tantas rutas y caminos saqué un dicho que te dedicaré toda mi vida,
y ésta es: "en mi vida eres y serás la primer mujer a la que voy a amar de por vida, mamá."
Atte. Aruna Uley Young.

Recuerdo que ese día al recitarla frente a mis compañeros no había sentido que lo hubiera hecho bien, pero todo eso cambió cuando se la leí a mamá, las lagrimas no se habían hecho esperar, y el manto cálido junto al brillo en su mirada fue tan especial que por un momento me pregunté: ¿Podré tener este mismo abrazo lleno de amor cuando más vieja sea? Realmente lo esperaba, porque los abrazos que esta mujer me daban eran como las caricias ciegas que mamá leona lo hacía.

Mía Stellina
Ya mucho has sido lastimada, pero quiero que sepas que juré a las estrellas nunca lastimarte,
siéndote sincera, palabras me faltan para expresar cuanto te amo, mi querida Elle.

Sea cual fuese mi destino, moriría si te llegara a perder de mi lado y mataría por ti,
sigamos viviendo la vida tan divertida y creciendo para en la otra vida juntas ser colibríes, ¿si?
Atte. tu impronta.

Siendo sincera el solo recordar ese poema del principio hasta fin pude ver como mi morena me observaba con el ceño fruncido, mi padre estaba atento por si las moscas me atacara según por disgusto; sin embargo, de tantos nervios que sentía fluir en mi ser solo terminé mordiendo mi labio, temiendo haber sido demasiado compleja o haberla herido, pero para sorpresa mía se había acercado a mi, cabe aclarar que los nervios de papá me los contagió y temblé esperando una burla por el asco de poema pero solo recibí un toque cálido en la frente, que inundó mi corazón, cuerpo y mente en un zoológico de ardillas enloquecidas. Aunque apenas correspondí su abrazo, pude sentir sus lagrimas silenciosas caer en mi cuello, después de un gracias casi inaudible que contenía tantas emociones que me quedé embobada.

Desde ese entonces, creo que nos hemos vuelto mucho mas cercanas, que tiempos, y así. Literalmente tengo tantos recuerdos que compartir pero... Mis pensamientos son interrumpidos por un dolor horrible en mi cuello, gruño por reflejo y más mi cuerpo se tensa al escuchar el aullido de varios lobos de la manada, pero uno en especial resalta.

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