La vida de ___ Matsuda estaba está llena de decepciones, aburrimiento y muchos tropiezos pero la vida le mostrará que cuando las cosas buenas tienen que pasar, simplemente pasan...
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Los personajes de esta historia no me pertenecen (a excepción...
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Narra Shinichiro
Los días avanzaban y empecé a notar que ella viene seguido y de costumbre al mismo bar, usualmente acompañada de un grupo de personas.
Siempre es discreta pero coqueta a la vez, no parece usar mucho maquillaje por qué su mirada luce clara y natural.
La noche avanzaba y de un momento a otro la música de moda que llenaba los alrededores cambió repentinamente a una más relajante, un tipo de ritmo suave que no había escuchado antes, parecía una especie de balada lenta con la que varías parejas salían a bailar y disfrutar, este lugar se distingue por siempre tocar música distinta.
Mierda, me encantaría bailar con ella. Nuestras interacciones no pasaban de simples sonrisas y algunas miradas accidentales entre ambos, en todo este tiempo no habíamos cruzado ni una sola palabra, siquiera un saludo.
A final de cuentas debe pensar que solo soy un extraño pero el deseo de verla hace que venga cada noche con la esperanza de poder conocerla, soy realmente patético.
Pero que sorpresa, Shinichiro Sano siendo atraído por una mujer que obviamente no está a su alcance.
Pensaba demasiado en las posibles situaciones en las que podríamos encontrarnos y el cómo estás serían una puerta hacia interacciones más duraderas entre nosotros mientras veía como el hielo en mi vaso se derretía, de pronto escuché una vocecita detrás mío acompañada de un toque en mi hombro.
Era ella con un bonito vestido rojo y un labial que iba a juego con ese vestido.
Yo estaba totalmente paralizado. Wakasa dice que ella es mi amor platónico del mes y la próxima en romperme el corazón. Tal vez tenga razón, tal vez no.
Carajo si ni siquiera se su nombre.
- Hola - habló en un tono tranquilo - ¿Este asiento está ocupado? - mencionó apuntando al banquillo al lado mío.
No pude formular ni una sola palabra, sólo negué con la cabeza pero esa única acción bastó para que ella curveara sus labios en una sonrisa y tomara asiento.
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