Capítulo 5.

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Goku analizaba la situación en la que estaba mientras miraba a la pequeña Maria recorriendo su casa de arriba a abajo, cual niña curiosa esbozando una gran sonrisa soltando alguna que otra risa.

-"¿Fue una buena idea? Se parece demasiado a Rukia" -pensó con un pequeño tic en sus ojos, además y sorpresivamente un pequeño rubor se hizo presente en sus mejillas.

-Goku-sama es un poderoso demonio quien se hizo de gran nombre en las épocas de guerra y a muy corta edad, además de ser el único alumno de la princesa Sapphire -comenzó a decir la bella albina terminado su recorrida y bajando las escaleras que llevaban al piso de arriba.

Goku la miró levantando una ceja curioso por lo que decía la muchacha.

-Algunos te temen, otros te odian, pero también le admiran e... -decía la pequeña y de forma repentina se arrojó hacia el torso del mestizo quien se sorprendió un poco- Idolatran -terminó hundiendo su rostro en el pecho de Goku inhalando su aroma de una manera pervertida.

-¿Qué haces Maria-chan? -preguntó Goku nervioso, pues si la hermana mayor estuviera aquí hace rato estaría muerto, la conocía muy bien por el tiempo que pasaron juntos.

-Nada, simplemente estoy muy interesada en usted, Goku-sama -respondió ella mientras lo miraba desde abajo- ¿Le molesta? -preguntó ella fingiendo inocencia.

-¿Te intereso? Vaya... -Goku esbozó una sonrisa confiada que confundió a la albina- Al decir esas palabras me recordaste mucho a tu madre, Maria-chan -mencionó el muchacho mientras de forma cómica cargaba a la pequeña de sus axilas.

-¿Eh? -Maria entonces no supo muy bien como reaccionar.

-Querías jugar conmigo, ¿no es así? -preguntó el pelinegro sonriente- Te pareces mucho a ella, ¿lo sabes? -murmuró mientras la chica no sabía como reaccionar, no se esperaba esto.

-¿Se... serán estos sus gustos peculiares? -preguntó la albina aún entre los brazos de Goku sosteniendo sus coloradas mejillas con sus manos.

-No tengo problemas Maria-chan pero, ¿tú estás segura? -preguntó el chico acercando su rostro al de la loli quien retrocedió avergonzada desviando su rostro la misma se exaltó abruptamente cuando sintió las manos del azabache agarrar su cintura.

-¡G.... Goku-sama! -su rostro estaba completamente rojo y cualquier intento de retroceder tampoco era posible por la firmeza con la cual Goku la sostenía, aunque ella no buscaba aquello.

Aunque la agarraba él era delicado con sus toques, tragó seco mirando la sonrisa burlona del hombre, claramente se estaba divirtiendo a su costa.

Lentamente estaba cediendo a la provocación, incluso disfrutaba del tacto de los dedos del hombre sobre su pequeño cuerpo, desearía que suba más para estimularla, pero no sería el caso.

-Creeme, tu hermana me enseñó mucho en ese tiempo, Maria-chan -Goku le murmuró en el oído a la succubo que sintió un hormigueo correr por su espalda por el cálido aliento del azabache mestizo.- Eres muy tierna así, pero no pareces una diablesa en absoluto -finalizó el chico soltando a la niña cargándola de las axilas para colocarla en el sofá y ponerse de pie.

Este hombre se había divertido de esa forma con ella, una súcubo, una demonio que se especializa en ese tipo de cosas. Era una vergüenza para su raza, pero, ¿quién podría culparle? Además mencionó a su hermana enseñándole cosa que la lleno de intrigas.

-¿Pe...pero que relación tenía con usted con mi onee-sama? -preguntó la Nina aún bastante roja mirando al chico que se rascó la mejilla pensativo.

-Bueno... ella fue mi novia -fue la simple respuesta que dio el demonio logrando que la pequeña Maria abra sus ojos de par en par quedando completamente incrédula.

Lamento carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora