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Amor disminuido
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El enorme castillo, lo suficientemente grande como para dar cabida a todos los que vivían en el reino, brillaba magníficamente bajo el sol. Construido en el tiempo con piedras raras... todavía se mantenía alto y fuerte. "¡Me pregunto cuánto costarán estas piedras!" Nami exclamó mientras tocaba las paredes del castillo. El trío aceptó la solicitud de la dama y se dirigió al castillo desde la parte trasera para evitar cruzarse con los guardias que pudiera tener Tiger. Y lograron colarse.
Fue pura suerte que una de las puertas traseras se quedara abierta, y les dio fácil acceso al castillo. Pero el aura brillante y radiante que daba el castillo cuando se veía desde el exterior no coincidía con el aura que estaba presente en el interior.
Todo se sentía espeluznante. Las lámparas estaban rotas y la luz parpadeaba. Los marcos de fotos que alguna vez estuvieron en las paredes ahora estaban destrozados en el piso. "Las personas en estas fotos parecen miembros de la familia real", dijo Nami mientras observaba una foto familiar de una dama que se veía fuerte y elegante con su hija y su hijo. La mayoría de las fotos tenían los rostros de estos tres, y mirar las fotos de personas que ya no están en este mundo les dolía el corazón.
"No me gusta la sensación... Da miedo aquí..." Gritó Chopper y abrazó la pierna de Usopp, quien no pudo evitar sacudirla. "¿Qué-Qué pasa si nos encontramos con un fantasma? ¿Qué pasa si la familia real fue asesinada, y ahora podrían estar acechando este lugar..."
Nami suspiró y miró a los dos con expresiones de molestia, "Vamos, no digas eso. Solo te asustarás a ti mismo". Y justo cuando completó su oración, una de las bombillas de una lámpara cercana se rompió en pedazos, lo que sobresaltó al trío. "¡¡TE DIJE QUE HAY FANTASMAS AQUÍ!!" Usopp gritó mientras los otros dos lo abrazaban rápidamente. "¡Odio este lugar! ¡Lo odio!" Chopper gritó.
Los tres retrocedieron un poco y sintieron algo en la espalda que los congeló en el lugar. Sus manos y labios temblaban de miedo y lentamente, pero vacilantes, miraron hacia atrás solo para encontrar una larga figura de hierro de pie que confundieron con un fantasma y gritaron a todo pulmón mientras huían de la estatua.
