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Pasaron los días, Peggy se cambió de asiento a uno más atrás, volvió a participar pero ya no levantaba la mano, solo decía la respuesta sin mirar a la profesora o a alguien en particular, tampoco hacía anotaciones todo provenía de su cerebro.

Llego el día de la entrega de proyectos, Peggy trajo la maqueta y Dottie lo digital. Peggy dijo todo muy rápido, mientras que Dottie quería hacer una presentación mucho mejor pero Peggy no cooperaba.

La presentación del proyecto no terminó de la mejor manera, a Peggy le dio igual pero a Dottie no.

Dottie tenía que decirle unas cuantas cosas a Peggy a la cara, pero este no era el momento.

— Bueno, esperaba algo mejor, lo digo por ustedes dos... Margaret y Dorothy... creí que lo harían mejor de lo mejor pero dudé. — Miriam se quejó.

Dottie no quería responder a la profesora, solo quería desahogarse con Peggy.

Llego la hora de salida nuevamente, ellas y sus compañeros estaban en el campo, su última clase fue gimnasia mientras sus compañeros se retiraban, Peggy se dirigía a los cambiadores fue ahí donde Dottie aprovechó el momento para enfrentar Peggy.

— Creo que estas contenta, ¿No? — Dottie cerró el casillero de Peggy con fuerza.

— ¿Qué es lo que quieres? Ya terminamos definitivamente y me sigues jodiendo. — Peggy abrió su casillero.

— Tu me jodes a mi...

— ¿Joderte? — Fue ahora ella quién cerró fuerte su casillero.

— Sí, tu comportamiento me jode.

— Entonces solo ignorame, yo ya me alejé de ti, no sé a que viene todo esto.

— Eso es lo que intento, intento ignorarte pero desgraciadamente no puedo, es imposible de hacerlo.

— ¿Qué?

— Cómo lo oyes, no puedo dejar de mirarte y no entiendo porqué de un momento al otro tuviste que cambiar tan derrepente, solo dejaste de ser tu.

— Disculpa pero, no comprendo.

— ¿Qué, acaso no lo notas? — Dottie movió rápido las manos las bajó con fuerza miró a otro lado y se lamió los labios para luego ver a Peggy. — Peggy, yo...

¿Por qué la llama Peggy? ¿Qué es lo que Dottie esta tratando de decirle a Peggy?  ¿Qué ella también gusta de ella? Obvio, no. Peggy se lo lleva diciendo mil veces y es mentira.

Dottie estaba apunto de confesarse cuando su novio la interrumpió gritando desde la entrada de los vestidores.

— Dottie, bebé ¿Estás aquí?

Dottie y Peggy se quedaron mirando mientras escuchaban los pasos de Thompson acercarse hacia ellas.

— Bebé, aquí estás... no sabes como te estuve buscando. — la besó en el cuello mientras Dottie miraba a Peggy.

Peggy lo sintió de nuevo, sintió asco, quería ser ella quién estuviera en su lugar.

— Dottie, quedamos en ir a mi casa para que me des el regalo de cumpleaños, ese regalo que tu y yo sabemos. — Thompson bajo la mano hasta la parte íntima de Dottie por encima de la falda.

Peggy sintió las ganas de llorar, no pensó que saber lo que ambos hacían en su casa la iba a doler tanto. Dottie quitó la mano de Thompson bruscamente y Peggy salió casi corriendo de los cambiadores.

— ¿Qué te sucede?

— Estoy intentando de ser normal delante de todos.

— Pero no delante de Peggy.

— Lo sé, pero quise darle celos a ver si realmente quería algo contigo. Y como te dije, si le gustas.

— ¡Por un carajo Thompson!

Dottie salió corriendo en busca de Peggy, estaba cansada de ocultar lo que sentía por ella, no quería que mal interpretara nada, Thompson y Dottie no eran más que mejores amigos que ocultaban su sexualidad por miedo a las burlas y que lo sepa su familia.

Dottie no llegó a alcanzar a Peggy, se sentía muy mal. Comenzó a llorar de la impotencia, regresó al vestidor y jaló de la mano a Thompson. Debía arreglar esto ahora.

— Necesito que me lleves a casa de Peggy.

— No traje el auto.

— ¡Por la puta madre Thompson!

Dottie salió corriendo desde el campo hasta la casa de Peggy, no le importó que le tomara hasta hacerse de noche, ella llegaría hasta su casa y le diría todo.

Quién Lo Diría | CarterwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora