CAP 1

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—Nombre completo y ocupación —exigió el guardia a la persona frente a él.

—Lisbeth —respondió la joven.

Él viejo guardia alzó la ceja y la chica solo enrojeció en respuesta.

—Discúlpeme , pero no tengo apellido, ni mucho menos ocupación.

—¿Cuál es su motivo de entrada?

—Deseo buscar la bendición de algún dios en la ciudad.

Los cansados ojos del guardia debido a su excesivo trabajo, inspeccionaron brevemente a la chica.

Una joven señorita de rostro fino, era una exageración decir que pasaba de los 18 años.

—Solo rellene ésto y podrá pasar —dijo él guardia pasándole unos papeles.

La chica los sujetó y los miró con pesadez, ella estaba impaciente por continuar su camino

Detrás suya había una larga fila así que se apresuró en rellenar todo. No tardó mucho en completarlo, eran las clásicas preguntas que siempre hacian.

—Todo en orden —ojeo el guardia con tranquilidad.

Haciéndose a un lado le indicó a la chica que podía seguir su camino.

—Bienvenida a Orario, que la gracia de los dioses esté contigo.

La chica avanzó con nerviosismo, era la primera vez que ella se encontraba en aquella ciudad.

La gran muralla a su alrededor le generaba cierta impresión.

No paraba de mirar a todas lados como si de una pequeña niña se tratara. Era comprensible, después de todo una campesina como ella siempre se sorprendería de mirar lo diferente que era la ciudad.

Y aunque anteriormente había visitado varias ciudades, ninguna se comparaba con la que estaba frente a sus ojos.

Orario o también llamado el centro del mundo, era conocida por tener la famosa torre babel en ella.

Aunque realmente Orario no era famoso por la torre babel, si no por lo que había debajo de ella.

Su mirada desbordaba entusiasmo y se apresuró en continuar su camino.

Lisbeth era una pequeña joven entusiasta, había cruzado la mitad del mundo solo para poder llegar a Orario. ¿Su motivación? El recibir la bendición de algún dios.

Su apariencia no lograba resaltar mucho al momento, cosa que ella agradecía un poco, nunca le gustó las miradas de los demás.

Tenía una cabello bastante abundante con un hermoso tono cenizo, sus facciones particularmente finas la hacían parecer una muñeca de porcelana. Eso nunca le gustó, pues a palabras de ella la gente siempre la trataba con si pudiera romperse en cualquier momento.

Un color azul decoraba sus ojos, su personalidad resultaba ser bastante alegre llevándose bien con la mayoría de personas con la que se cruzaba.

Ella apartó ligeramente el cabello de su rostro y siguió mirando detalladamente la ciudad.

Lo que más le sorprendia era la cantidad de gente que había, no sólo humanas, si no también otras razas.

Incontables elfos, pallum, enanos, y beastman caminaban con tranquilidad por las calles.

Resultaba surrealista para algunos ver a tantas razas convivir con normalidad.

Aunque Lizbeth o mejor dicho Lis como a ella le gustaba que la llamarán, sabía que no podía perder más tiempo viendo la ciudad.

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