Prólogo

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Mi cuerpo se desplomó hasta chocar contra el frío suelo.

Mi vista borrosa no alcanzaba a ver más allá de unos cuantos metros.

Era curioso lo que podían causar varios años de corrosión, apenas podía sentir control sobre mi cuerpo.

Sentí como era jalado del brazo y poco a poco fui acomodado hasta quedar de rodillas.

Mi cabeza miraba fijamente el suelo siendo esta la única posición en la que podía sentir algo se comodidad.

Podía oír varias voces a lo lejos, sabía que muchas miradas eran dirigidas hacia mi en este momento.

—Alza la cabeza —Una voz grave resonó por todo el lugar.

Yo me mantuve recio ante aquella orden.

El silenció volvió a abarcar aquella sala cuando de pronto fui sujetado bruscamente del cabello y obligado a alzar la vista.

Las miradas clavadas en mi piel eran de todo tipo, de odio, burla, indiferencia y algunas extrañamente de compasión.

Yo solo pude bufar ante aquello.

Ahora entendía lo que sucedía.

Frente a mi se encontraba un jurado de malvados, ellos serían los encargados de decidir mi suerte.

Los dioses que me crearon, eran los mismos que me condenaban injustamente.

¿Que se estaba poniendo aprueba? ¿Mi miedo o acaso era mi fe?

Este brusco giro del destino lo odiaba con todo mi ser.

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