𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨

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𝑈𝐿𝑇𝐼𝑀𝑂

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Mareada, estaba completamente mareada, su cuerpo gritaba que necesitaba descansar para siempre, que pudiera tener un consuelo desde que comenzó, pero los grilletes sosteniendo sus piernas de par en par hacia arriba no la dejaban ni respirar y eso ...

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Mareada, estaba completamente mareada, su cuerpo gritaba que necesitaba descansar para siempre, que pudiera tener un consuelo desde que comenzó, pero los grilletes sosteniendo sus piernas de par en par hacia arriba no la dejaban ni respirar y eso era un recordatorio de su situación.

Totalmente desnuda y vulnerable, con un traje tan pequeño que no sentía que tuviera algo encima. Era de color rosa, como le gustaba a Seokjin, con un ligero aferrándose a sus muslos delicadamente, subían por sus muslos hasta la tanga con bonitas flores apretando su carne, aunque, el agujero justo en su coño era lo que más le gustaba a Seokjin, podía estar enterrado dentro de ella y jamás cansarse de lo cálida que era su interior. Había una tela de seda que colgaba desde el sujetador, el estómago de Claudia estaba a la vista de Seokjin, quien no había dejado pasar el momento para dejar esparcido su semen encima, pintando como si fuera una obra de arte para él. Todo su cuerpo tenía marcas de amor, dulces chupetones que aparecían desde el comienzo de su cuello, encima de sus pechos, muñecas, brazos, muslos e interior de su pierna, moretones y mordiscos provocados por Kim Seokjin a su deleite.

Seokjin no tenía descanso de ella, la amaba en cada momento que pudiera, en su casa, en la oficina, en el auto, incluso en casa de sus padres cuando iban a visitarlos. Claudia no tenía opción, obedecer era lo único que le quedaba, mintiendo que su vida estaba resuelta, siendo ama de casa para Seokjin, la muñeca perfecta para Kim. Lo más degradante que había hecho en toda su vida.

¿Kim Seokjin?, él era el hombre más feliz de la tierra, tenía todo lo que había deseado desde hace bastante tiempo, su carrera, al amor de su vida y nada que lo detenga.

- Tan bonita - murmuró moviendo sus caderas contra ella, los grilletes sonaron arriba de la cama mientras la follaba a pelo, los suaves gemidos que salían de los labios de Claudia era lo más bonito que pudiera escuchar en toda su vida - ¿Cómo es que tienes un coño tan perfecto?, me chupas tan bien la polla Claudia.

Claudia sollozó, sus piernas estaban entumecidas, pero aun así, Seokjin seguía follándola como nada. Llevaba horas en la cama, horas de tortura siendo penetrada con un montón de orgasmos que la dejaban al máximo de la hipersensibilidad, su pobre coño estaba enrojecido por cada golpe contra ella, por las corridas y demás.

Y aun así, Seokjin no se saciaba de ella.

- Bas-basta - gimió adolorida, su centro estaba gritando por un alivio, quería correrse lo más pronto posible para poder relajarse - Jin, por favor.

Seokjin deslizó un dedo en el clítoris de Claudia, moviéndole rápidamente para que cada centímetro de ella se sintiera como en llamas.

- ¡No, para, no! - Claudia se arqueó, su cuerpo se sentía en la cima del mundo, otra vez, quería acabar con esa tortura pronto, no tenía fuerzas para moverse y Seokjin la movía a su antojo en la cama.

- Te voy a quitar esto -

El chico soltó los grilletes de los tobillos de Claudia y la soltó, escuchó su gemido de alivio y la vio respirar hondo. Salió de su interior cálido para acostarse a su costado, la pobre se acurrucó a un lado, sintiendo como su cuerpo pedía un descanso eterno, ya no podía seguir, sus lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, lentamente mientras se aferraba a la sábana bajo ella.

- Ven aquí, amor - Seokjin no la dejó respirar, sujetando del brazo, paso su antebrazo por el de ella y con la otra aplastó una de las tetas de Claudia. Con sus fuertes piernas, abrió las de ella para que así, una de ellas fuera levantará y su coño quedara expuesto - Eso, estás aprendiendo bien.

Claudia chilló de miedo, jamás había probado esa posición, su cuerpo tembló de miedo. La polla de Seokjin golpeó su sensible capullo y lentamente se deslizó dentro de ella, el estiramiento inicial siempre iba a arderle, jamás se iba a acostumbrar al gran tamaño de Seokjin estirando.

- ¡Ugh! -

- Mierda, tan apretada y mojada para mí - Seokjin comenzó a mover sus caderas a un ritmo lento al principio, dejando que Claudia se acostumbrara a su grosor desde esa posición.

Su tortura era esa, no había día en que la obsesión de Seokjin se apagara, nada que pudiera evitar las amenazas contra ella, si no se entregaba de manera voluntaria, mientras Seokjin no perdía nada, ella sí, tenía tanto que perder con la toma de sus decisiones, principalmente con su familia. Promesas de que podía volver a verlos, pero ya iban varios meses sin ver siquiera la calles de o pasear sin tener que ir con Seokjin, era como la mascota personal de él.

Lo que más se lamenta Claudia, es haber dejado que Seokjin entrara a su vida, comiendo su existencia tan lentamente que no se dio cuenta, quien sabe si el non planeó la bancarrota de su familia y la decisión de su padre.

- Mía por siempre, Claudia - a Seokjin se le formaron corazones en los ojos al ver a su mujer destruida, debajo de él y rindiéndose ante él, solo a él.

Kim Seokjin había terminado de devorar la vida de Claudia. Que lastima.

 Que lastima

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𝐺𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑒𝑒𝑟 𝑙𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎

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𝔅𝔦𝔱𝔢 𝔪𝔢 |𝔎𝔦𝔪 𝔖𝔢𝔬𝑘𝔧𝔦𝔫| +21 Yandere au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora