Capitulo II: La Prueba de las Hermanas del Destino.

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Se sacó algunas prendas conforme avanzaba la tarde, el calor era insuperable, no había nada para tomar como referencia, por lo que cuando descansaban, Lea siempre dejara algo que señalara el camino que deberían tomar después. El agua la dejaron para conservar, aunque de vez en cuando tomaban un sorbo cada uno.

Así estuvieron... por 3 días y 4 noches.

Con tardes infernales y crepúsculos con fríos glaciales. Lea ya no hallaba que más hacer, el agua estaba escaseando, también la comida. Incluso ya comenzaba a dudar si podrían salir de allí con vida...

Bash debes en cuando chillaba o se quejaba por el clima o por la falta de comida, pero entendía que no podría cambiar las cosas.

Odín, al igual que Bash y Lea, estaba cansado y débil, con la lengua afuera caminaba como podía, firme ante su dueña, que también exhausta marchaba buscando el templo.

Aquel templo lo encontraron al quinto día, cuando ya casi sin esperanza, vislumbraron lo lejos el final del desierto, algo parecido al anterior portal, pero este tenía una imagen verde oscura un tanto borrosa del bosque. La infanta y sus compañeros pasaron alegres por el portal, pensando que pronto todo acabaría...

-> ¡Por fin Bash estar de vuelta en bosque! -exclamo de dicha al llegar al lugar con variada vegetación.

Lea, extrañada por la temperatura del lugar, observo detenidamente donde se encontraban.

->Esto no es un bosque, Bash -se sorprendió la niña, hablando lentamente- Es una selva.

->Primera virtud, el sentimiento de la fe... -se escuchó una voz que al parecer solo la oyó la pequeña, quien se volteó rápidamente para ver quien hablaba, no encontró a nadie, solo todo un paisaje verde y cálido.

¿Adónde rayos habrían llegado parar?, fue la pregunta que rodo la cabeza de la infanta por un largo tiempo. Vagaron por unas horas antes de llegar por fin al templo.

Majestuoso capitolio se alzaba a sus ojos, claramente era del mismo origen que la obra anterior. De arquitectura antigua, refinada y muy pintoresca. Lo admiraron por un rato antes de entrar, Lea estaba un tanto nerviosa y ansiosa por lo que vendría. En cuando entraron algo sospechosos sucedió, porque apenas estuvieron adentro detrás suyo se cerró la entrada automáticamente.

Algo que se le hizo muy susceptible a la infanta, pero lo dejo de lado para no preocupar a sus criaturas.

Al llegar al centro del templo, vieron que una estatua decoraba el gran salón. Era un hombre con cabeza de toro, a la infanta le pico el bicho de la curiosidad y se fijó en el grabado que tenía a los pies de la figura.

"Antropodés, gran líder de los minotauros y fue el único expuesto libremente por muggles al ser capturado por el Rey Minos. Fue asesinado por un valiente muggle en venganza hacia el rey opresor de la bestia. Tiempos de Creta y Atenas..."

->Así que el tal Antropodés es un minotauro -murmuro al levantar la vista hacia la escultura.

-> ¿Esto ser minotauro, Amo? -señalo lo que ella miraba- A Bash dar miedo, Amo -comenzó a esconderse detrás de las patas de Odín.

->No está vivo -se rio- Es un tributo de marfil. No hay nada de qué preocuparse -siguieron caminando.

->Han llegado -aparecieron de la nada las hermanas.

Se voltearon los tres para verlas.

-> ¿Cuál es la siguiente fase? -pregunto.

->De aquí en adelante se te permitirá usar la magia, pero solo en 3 ocasiones. Nada más -comento Nazira.

->Tu segundo reto consiste en levantar aquel muro -explico la de ojos azules, al aparecer, el muro era la salida del lugar- Debes hacerlo antes de que se ponga el sol, o sino, morirás devorada...

La chiquilla asintió, después desaparecieron.

-> ¡Bueno!, ¡Manos a la obra! -dijo entusiasmada.

Entusiasmo que no duro mucho; utilizo toda técnica muggle para levantar la pared gigante de piedra, poleas, palancas, manivelas, en fin... Incluso ya algo harta uso el encantamiento levitatorio, pero nada funciono. La puerta seguía en pie, estática en el piso.

Luego inspecciono el lugar, palpando cada pedazo en caso que hubiera un botón secreto, pero nada...

-> ¡AGRR! -gruño y después en un suspiro se dejó caer al suelo frio de cerámica- ¿Cómo se supone que los aldeanos en su época abrían estas carcachas?

 Mientras Bash, sentado en el lomo de Odín, miraba preocupado hacia una de las rendijas de techo. El crepúsculo ya estaba tomando posición... Mala señal.

En eso, Lea vio algo en el piso que le llamo la atención, un trozo de cerámico rojizo, en una esquina, cuando todo el piso era color crema. Se acercó y lo observo de cerca.

->Muéstrame -susurro y después sonrió al ver lo que descubrió...

Pero lo que ninguno de ellos se había dado cuenta era que el monumento que habían visto anteriormente, aumentaba de tamaño cada vez que se acercaba el ocaso...

->Amooo... -llamo con miedo Bash al escuchar un ruido extraño.

->Tranquilízate, Bash. Que casi termino -decía la niña al acabar el puzzle de cerámicos que había en el suelo.

En cuanto la cabeza de un toro se formó en el puzzle, a un lado de la puerta que tenía que abrir, apareció una palanca echa de metal y madera. La infanta muy aliviada la pulso, escuchando como se movían tortuosamente unos engranajes que hacían que poco a poco mostrara detrás del muro el paisaje verdoso que habían visto antes de entrar en el templo.

->Segundo reto: Usa tu astucia, que no todo es a la fuerza bruta.... -un pequeño susurro se alzó y Lea miro a su alrededor alerta. Pero no encontró nada extraño... Al menos por ahora...

Lo había hecho y justo a tiempo del atardecer. En cuanto estaban marchándose del templo...

Un rugido muy sonoro los hizo a los 3 mirar hacia atrás...

Odín relincho asustado...

Bash todavía estaba en shock...

Y Lea se quedó boquiabierta...

Ahora sabía el porqué de la razón de tanta prisa por abrir la puerta...

Harry Potter y la Heredera de la Magia de Merlín B2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora