Capitulo IV: Rito de Iniciación

1K 87 16
                                    

Cuando Lea abrió sus ojos, pensó que lo más probable es que estaría muerta. Pero se alegró infinitamente al corroborar que estaba vivita y coleando...

Despertó tapada en pieles grises y marrones, en una especie de carpa-choza, tenia cocina, comedor y dos camas, una de las cuales ella ocupaba. Todo a la vista. En cuanto trato de levantarse, sintió que su cabeza le daban mil vueltas, trato de estabilizarla con sus manos, se saco de encima las pieles y descubrió que tenia el torso al descubierto, lleno de vendas para variar...

"Genial... Odio las vendas", mascullo en sus adentros.

Muy cuidosamente se levanto y alcanzo a ponerse sus botas que estaban cerca en el suelo. No logro ver su camiseta, por lo que ocupo una piel para abrigarse el lomo. Entre estos actos, la pequeña se mordía la lengua a causa del dolor de sus costillas y brazos. Además tenia que sujetarse de los muebles para caminar, sus piernas aun estaban muy débiles como para caminar por si solas.

Tambaleándose llego al final de la choza y se sujeto del palo base de la entrada, la puerta al parecer era una tela muy larga.

Fue cuando escucho lo que había en el exterior, los sonidos de pájaros, de agua fluyendo cerca, de personas charlando y niños jugando y chillando. Algo nerviosa ladeo la tela para ver lo que escuchaba...

Vio al hombre y a la naturaleza en todo su esplendor... en el bosque donde se encontraba cerca había una catarata donde se veían a jóvenes y adultos cazado peces con lanzas, las mujeres llevaban cestas de comida recogida del suelo y los arboles, los niños revoloteaban entre las varias chozas que rodeaban el comienzo del rio desde la catarata... Sus vestimentas eran similares a las mantas que llevaba, de pieles y texturas muy abrigadoras. Era muy cierto que allí hacia frio, en especial en esta época del año... En pleno invierno cuando las temperaturas apenas alcanzan los -2° grados.

Con un escalofrió, comenzó a notar como el invierno había dejado su huella en el bosque, los pinos estaban algo blanquitos, al igual que la tierra, las rocas y los techos de la chozas, aun no llegaban las nevadas, pero el congelamiento del clima se había hecho presente...

En eso unos gritillos de unos niños desenfocaron su atención...

->¡Naná ha vuelto! -gritaba uno de entusiasmo, al parecer tenía unos años menos que ella.

->¡Cállate!, ¡Lo llevas diciendo desde que llego, COMO HACE 5 HORAS! -le critico una niña.

Muchos rieron y volvieron a su juego. Pero lo dejaron de hacer cuando la mencionada apareció. Era anciana, tenía dos grandes trenzas hechas de su blanco cabello, vestía de azul y gris y llevaba consigo un bastón corto de madera y un bolso hecho a mano... La veterana al parecer tenía gran poder, porque los niños las respetaban y querían mucho.

->¡Naná!, ¿Nos contara que le han dicho los espíritus? -pregunto uno.

->Eso no se dice, querido -su voz tenía un tono chillón, pero se notaba que tenía sus años. A Lea le recordó a Dumbledore...

"Abuelo...", entro en nostalgia. Le extrañaba, pero dejo sus pensamientos de lado, no era momento de lamentarse.

->Entonces, cuéntenos una historia... -insistió otro niño

->Bueno, les podría contar como fue cuando me encontré a un búfalo colorado en el camino -sonrió la sabia mujer.

Todos gritaron de emoción.

La venerable anciana sonrió con ellos hasta que fijo su vista en alguien que los observaba de lejos. Su risa se desvaneció... Los niños, asustados, miraron en su dirección y vieron a una niña extranjera herida, con vendas ensangrentadas por todo lo que se le podía ver de cuerpo. Unos gritaron de pavor, otros corrieron hacia sus madres.

Harry Potter y la Heredera de la Magia de Merlín B2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora