Capitulo I: Buscando lo inubicable.

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Barrer y ordenar, si, ese era su trabajo desde que tenía consciencia. La empleada bufaba mientras barría el corredor de un humilde hotel ubicado en Yellowknife, rupestres territorios del noroeste de Canadá. En cuanto toco la puerta de la siguiente habitación que le quedaba por limpiar... No escucho señal de vida adentro, por lo que entro... Casi se le cae la cubeta al ver que si estaba ocupado. Vio a una pequeña sentada en el umbral de la ventana abierta, abrazándose las piernas, mirando como el día se oscurecía... Estaba muy quieta, tanto que la señora pensó que era una estatua. Tenía el cabello largo, suelto y era de un color muy extraño, un dorado castaño, pero hermoso, se veía lacio y algo desordenado, se notaba que no había dormido bien... Piel blanca, parecía porcelana. Sus ojos eran muy llamativos, de un intenso celeste claro.

->Disculpe por haber entrado sin su permiso... -se excusó y como no tuvo respuesta- ¿No le molestaría que limpiara un poco?

->Para nada -se alzó una voz aguda, pero con un tono muy distante.

Empezó su trabajo y el silencio embriago la habitación, era uno cortante y muy incómodo, por lo que la empleada decidió terminar rápido, en cuanto lo hizo... Cometió el error de hacerse la amable con pequeña....

->Niñita, ¿Y tus padres? -pregunto amigablemente.

En vez de una contestación, recibió una cortante, fría y enfurecida mirada por parte de la infanta.

->Con quien venga acompañada, eso no le incumbe. No le pagan por ello.

Ofendida y avergonzada, soltó un resoplido y se fue. "Que carácter, no quiero ni imaginarme cuando sea mayor", pensaba mientras iba a golpear la siguiente habitación

En cuanto a la habitación de la niña...                        

->Bash, ya puedes salir -aviso.

Una peluda y revoltosa criatura salió de las sabanas sobándose los ojos.

->Amo... -dijo en medio de un bostezo- ¿Cuánto ha dormido Bash?

->Lo suficiente para que estés listo para retomar nuestro viaje. Ya hemos descansado demasiado -informo al saltar desde donde estaba sentada al suelo, camino hacia donde estaban sus ropas y se fue al baño.

Cuando volvió y mando a su perro al baño mediante una amenaza, miro el calendario y gruño. Había pasado ya una semana desde que había partido y aún no llegaba a su destino.

->Dijo que buscáramos aquí un desierto... ¡Pero si aquí no hay más que hielo y osos! -se quejó.

Se fueron del hotel muy temprano en la madrugada. Odín, el granian que le había regalado su tutor, Albus Dumbledore, al marcharse del mundo mágico, era muy amigable y sumiso una vez que ella lo conoció a fondo. El dorado caballo alado caminaba por los bosques vírgenes del austero continente siguiendo los pasos de su dueña. Aunque era muy temprano para que algún muggle estuviera despierto. La infanta no se arriesgaría a volar cerca de un pueblo, lo haría en cuanto estén lo suficientemente alejados de toda civilización.

Su intensa búsqueda por Canadá había empezado volando, examinando cada pedazo de terreno, cuando se dio por vencida, comenzó su trayecto a pie, escondiendo las alas de Odín con un hechizo invisible para no llamar la atención del poblado muggle.

En fin, llevaban vagando días y nada habían encontrado...

Pasaron horas cuando la pequeña se cansó y monto la bestia para seguir el camino por el bosque. Bash aprovecho de seguir durmiendo en su hombro en el trayecto. Caminaron y caminaron. Hasta que...

Harry Potter y la Heredera de la Magia de Merlín B2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora