Magnetic: Una fanfic de Hansi Flick ⚡️

Instinto y fascinación - Parte 2

Mientras tanto, Hansi estaba viendo su teléfono mientras charlaba con Oliver. De repente el pudo sentir algo a la distancia. El aroma a vainilla que lo hizo sentir cierta futura nostalgia. Era demasiado delicioso, dulce y adictivo. Cuanto había esperado para volver a sentirlo. Se quedó pensando en lo que pasó en el departamento y sus neuronas hicieron choque.

Sus pupilas se dilataron, su corazón latía mas y mas rápido y una especie de electricidad y fuego recorría todo su cuerpo y fue como si todos los puntos hicieron click y se conectaron al mismo tiempo que entraba en una especie de trance donde ya no era dueño de sí mismo.

—Que?— Dijo en voz baja para si mismo.

—Oye... te estas poniendo rojo, estás bien?

En ese momento, el sudor frío recorrió su frente, dio dos pasos hacia atrás y sin decir palabra alguna, dio la vuelta y comenzó a bajar las gradas de la terraza rápidamente y salió abruptamente del restorán sin decir nada. Comenzó a correr siguiendo el aroma que solo el había sentido en ese momento. Oliver se alarmó y fue a buscar a Klara quien había recibido una llamada y hablaba por el teléfono mientras usaba su vaporizador.

—Klara!

—Que pasa bombón?

—Hansi! Salió corriendo del restorán y no se a donde se fue.

—Que Hansi hizo que? Hay que buscarlo... no debe estar muy lejos. // Oye, tengo que colgar. Te llamaré luego. Es emergencia.—Y dejo de hacer lo que estaba haciendo para atender.

—Tu ve a la izquierda y yo iré a la derecha. Nos veremos aquí en una hora o antes. Si no aparece lo llamaremos.

—Esta bien

Ambos fueron corriendo por lados distintos de donde Hansi había ido... porque corrió al frente. Hacia los puestos de comida callejera. En efecto no había corrido tan lejos. Su velocidad al correr se asemejaba a cuando era en Número 6 de FC Bayern en 1986.

Habían pasado 30 minutos. Oliver decidió llamar a su esposa.

—Hola?

—Alguna pista?

—Todavía no.

—Nos vemos en 30 minutos. Seguiré buscándolo.

Hansi ya estaba dentro de los puestos de comida, donde el aroma que lo volvía loco se confundía con el de los condimentos, y el tipo de comida que servían. Caminó rápido para no perder la secuencia del olor. Recorrió medio lugar y no había nadie en lo absoluto. Quiso volver al restaurante pero el trance en el que se encontraba le hacía presentir que si se iba no podría volver a ver a quien sea que tenía ese aroma tan sublime y embriagante. Se había vuelto loco.

Del otro lado...

— Y entonces lo mande a la verga de donde vino— Dijo Luna, propiciando las carcajadas de sus amigas.

—Deveras que hay gente que se pasa de verga.

—Aún no ha nacido el hombre que aprecie a Luna Gálvez. Y bien, que nos cuentas tu, Crys?

—No me siento atraída por nadie ni nada. No me apetece. Solo quiero trabajar para traer a mis papás de Filipinas y pasar esta navidad juntos.

—Piensas bien. Y que dices tu, Su?

—No he tenido tiempo de socializar. Con la tesis abarcándome mi tiempo libre más el trabajo no es una opción.

—Si todo lo que has hecho, deberías descansar un poco.