»ռɨռʝa ɛռtʀɛ ʍaɢօs«

[03]

«Pequeño Rin»

[Una semana después]

Una semana paso rápidamente para Naruto el cual, estaba más que cómodo con todo lo que había pasado y disfrutado.

Como primero que nada tenían que después de declarar que se haría cargo y cuidaría a la pequeña cría de exceel, se dispuso a ser un gran padre, porque sí, según las palabras de Darcy la cual se había autoproclamado abuela, le dijo que el huevo al sentir el calor corporal de las personas que lo rodean, podía distinguir aún estando en su caparazón, quien era cada uno.

Como segundo tenemos que fue una semana bastante pesada, ya que a parte de cuidar a su nuevo hijo, había continuado con su entrenamiento normalmente y cada vez siendo más pesado, la dragona mencionó que sus avances eran exepcionanes y que en poco tiempo terminarían, así que estaba más que contento por ello.

Y como último tenemos que el Uzumaki continúo visitando aquel pueblo, especialmente a la señora Emilia para probar sus deliosas comidas, rápidamente en esa semana crearon una bonita relación de amistad, al igual que con Kai, aunque con este aún la cosa era complicada, pues era muy desconfiado y brusco con Naruto, alegando que apareció de la nada y que su abuela era muy confianzuda —por ende se ganó un buen sermón y golpe de la mayor, cosa que el Uzumaki disfrutó, pues no le gustaba para nada la actitud del chico, llegaba a molestarlo en muchas ocasiones— al final su relación, no pasaba más allá de conocidos concurrentes, y a Naruto no le podía importar menos.   

Al final el día tan esperado llegó, y tanto Darcy como Naruto se veían nerviosos y anciosos, esperando a que el huevo se rompiera, la dragona ya hasta tenía una camara mágica en mano para crear su primer recuerdo de su nietecito —ni idea de donde la saco, ya que ella no se dejaba ver en su forma humana ante los demás humanos—.

Ckrac . . . un quiebre en el cascarón,  seguido de ese siguieron más hasta que el huevo se rompió por completo, dejando a la vista a un hermoso gatito de pelaje negro con algunos tonos blancos, el cual abrió sus ojitos viéndolos con curiosidad.