La Familia Principal dejó que el guardaespaldas se quedara con ellos el tiempo que necesitara hasta que todo se arreglara. Porsche había cambiado las sábanas de la cama y puso flores en un vaso para dar un toque más alegre a la estancia. Kinn le dejó algo de ropa ya que él no tenía nada. Se dio una ducha caliente antes de ir con Tankhun a ver la misma serie de siempre. El plan no le apetecía en absoluto, pero era lo mínimo que podía hacer como agradecimiento.
—MI PETE, QUÉ BIEN QUE ESTÉS AQUÍ— gritó Tankhun, que estaba agarrado a su brazo mientras lloriqueaba.
El chico mostró una falsa sonrisa. Sentía tanto dolor que incluso aparentar una inexistente felicidad le resultaba casi imposible. No era la primera vez que la mostraba para que nadie notase que algo iba mal, sin embargo, en este momento era más complicado.
Cuando acabó el capítulo, se dirigió a la habitación para intentar dormir. El simple hecho de pensar que nadie dormiría abrazado a él le hizo estremecerse. Vegas no le soltaba en toda la noche, le sujetaba tan fuerte que era difícil que pudiera moverse. Con el tiempo se había acostumbrado a ello. Ahora sentiría una horrible soledad.
Aún en camino e inmerso en sus pensamientos, se encontró con Kinn, que se acercó a él dispuesto a decirle algo que en ese instante, no le apetecía escuchar.
—Mañana hay una subasta, puedes venir con nosotros si quieres. Te vendrá bien salir un poco.
Porsche se acercó a ellos y besó la mejilla a Kinn mientras este le agarraba de la cintura. Desprendían tanto amor que a Pete se le encogió el corazón. Las palabras que Vegas le dijo cuando estaba en el hospital retumbaron en su cabeza: <<eres la persona más importante de mi vida>>. Apretó los ojos con fuerza para no llorar. Asintió antes de dar media vuelta e irse de allí.
Llegó la esperada noche de la subasta. Pete se había puesto su traje de guardaespaldas, aunque ya no cumplía esa función, quería recordar cómo era su vida en aquel entonces. Se colocó la chaqueta negra encima de la camiseta blanca y emprendió el camino junto a Kinn y Porsche hacia la limusina que les llevaría al lugar indicado. Una vez allí, se sentó al lado de la pareja esperando a que todo aquello terminara lo antes posible para volver e intentar dormir un poco. Cuando estaba a punto de empezar, Vegas apareció con un traje blanco que le quedaba perfecto y se sentó en una mesa cercana. Las manos de Pete empezaron a temblar al verle. Se limitó a ignorarle, aunque de vez en cuando paseaba la vista por esa zona. Fueron varias las veces que sus ojos se cruzaron porque Vegas no paraba de mirarle de una forma tan intensa que le cortaba la respiración.
Un chico desconocido se sentó junto a ellos. Al parecer, Kinn y él habían coincidido tiempo atrás en reuniones. Empezó a hablar con Pete como si fuesen amigos, era bastante encantador a la par que atractivo. El guardaespaldas se fijó en que el rostro de Vegas estaba sombrío, por lo que aprovechó la oportunidad para ponerle celoso. Según le contó, su nombre era Pakpao y era el dueño de la empresa de coches de lujo más importante del país. Pete no paraba de reír, dejaba que el chico le tocara el pelo e incluso que le acariciara la pierna o el brazo. Vegas agarró con fuerza la pistola que tenía escondida cuando vio que los dos se iban juntos al baño. Les siguió a los pocos minutos, cuando Time y Tay se sentaron junto a Kinn y Porsche. Aprovechó que estarían entretenidos, por lo que no se preocuparían por Pete. Dio una patada a la puerta del baño apuntando al frente con la pistola para disparar al tipo que intentaba quitarle a su chico, pero para su sorpresa, Pete estaba solo con los codos sobre el lavabo. El mafioso apoyó la espalda a su lado.
— ¿También te ha dado pena y habéis tenido sexo en el baño? —no había vida en la voz de Vegas, como si fuese una táctica para evitar que descubrieran lo que sentía.
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No llores más, amor (VegasPete)
Fiksi PenggemarA Pete: Encontraste al monstruo de tus pesadillas justo enfrente de ti y decidiste abrazarle a pesar de todo el daño que te causó. Porque era el que atemorizaba al mundo, pero te vio sonreírle. En ese instante, decidió quererte. Sabías bien que solo...