Mierda, me volví a dormir apoyada en el escritorio, ya ni jugar hasta tarde puedo sin que mi estúpido cansancio me consuma...
Como me intente levantar, mi columna va a empezar a crujir como una galleta salada.
Casi al instante de que ese pensamiento cruzara mi revuelta mente, el pitido de mi alarma empezó a sonar desde la pequeña mesa a unos metros de mi donde había dejado mi teléfono hace unas horas atrás, antes de caer rendida posiblemente dando un leve cabezazo al teclado sobre el que estaban recostados mis brazos.
Con la menor fuerza de voluntad que tenía en ese momento, me levanté de la silla con los ojos casi cerrados y fui hasta la mesilla de noche para apagar el irritante sonido del despertador, llegando a asomar mi vista por la pequeña abertura entre las cortinas frente a mi.
Al apagar mi alarma, mire la hora en la pantalla de mi teléfono por un momento, las 14:42.
Mierda, entro a clase a las 15:00.
Solté un pequeño gruñido de frustración y fui hasta mi armario para agarrar algo que ponerme para la academia.
Debería ir a la universidad, pero no es como si tuviera el dinero para ir a una, además de que no tendría ninguna motivación de estudiar nada en particular, ¿ para qué estudiar o hacer cualquiera de esas estupideces ? ¿ Acaso las personas se vuelven mejores tan solo por matarse a estudiar ?
Cuando termine de cambiarme, quise revisar mi bandeja de entrada de mensajes. Vacía, como desde hace bastante tiempo.
De camino a mi academia, una sensación que me apretaba dentro del pecho se hacía cada vez más presente y fuerte, pero sabía perfectamente porque era.
Ella iba a venir hoy, e iba a ir a por mí, no podía escapar de ella más.
Sabía desde hace ya un tiempo que mis días estudiando online no iban a durar para siempre, y que en algún momento tendría que volver a ese horrible lugar y ver las caras de todos aquellos asquerosos parásitos sociales, y sobre todo tener que verla a ella, y también a todas ellas.
Atsuko, Chuya, Misaki, Naoko y...Meika.
Todos aquellos nombres resonaban en mi cabeza, me provocaban una sensación de completa ansiedad en el pecho, como si sintiera que mis órganos se torcieran y comprimieran y no me dejaran respirar, aquel mantra se repetía en mi cabeza una y otra vez...
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Las clases como tal fueron bastante bien, nada fuera de lo normal, al menos todavía no me había tenido que cruzar con ninguna de ellas, así que lo llevaba más o menos bien.
Obviamente, recibí muchísimas miradas y pequeños comentarios, algunas más disimuladas y otras no tanto, pero sabía perfectamente que después de no aparecer por 2 meses desde que empezó el curso no era algo precisamente normal.
Como me había cambiado al turno de tarde, ya era prácticamente de noche, y las clases como tal ya habían acabado, y solo quedaban las personas que estaban apuntadas a algún club, y los demás solo se iban a casa, pero como siempre acostumbraba a hacerlo desde hace años atrás, fui al lugar que más me gustaba de todo el edificio.
La azotea.
Hacía tanto tiempo que no pisaba aquel lugar, que al abrir la puerta metálica, la brisa veraniega me envolvió por completo, y el precioso paisaje de la ciudad de Tokio iluminada por sus cientas de luces se abrió ante mis ojos, miles de flashes se disparaban en mi cabeza, pequeños recuerdos que me provocaban una sensación indescriptible... como una mezcla de odio, rencor, tristeza, melancolía y... nostalgia...
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♢♤~𝓡𝓸𝔂𝓪𝓵 𝓕𝓵𝓾𝓼𝓱~♡♧ ( Chishiya Shuntaro )
Fanfiction─── ❀*̥˚ ─── ❀*̥˚ ─── ❀*̥˚ ─── ❀*̥˚ "Me encantaría poder ver el cielo estrellado que vi esa noche, mientras la brisa veraniega me envolvía y las luces de la ciudad pasaban como estrellas fugaces fundiéndose con los astros, y poder contemplar a aquel...