¿Pierdete?

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Un nuevo día se asentaba en los recesos de las nubes, estudiantes iban y venían pues hoy era el día libre y todos aprovecharon para conocer un poco más el lugar donde se encontraban.

Wei Wuxian caminaba por los pasillos buscando algo en lo que entretenerse, cuando iba pasando por la biblioteca vio algo o más bien a alguien y se detuvo para poder admirarlo más.

Cara perfilada, ceño fruncido, mirada fría y postura recta como una tabla ¡¡ja!! por dios como podía soportar estar en esa posición tanto rato, si él estuviera así sufriría de calambres y dolor de espalda.

Se acercó y se colocó a un lado del segundo jade que por supuesto este no se inmutó ni movió absolutamente nada.

-Segundo hermano, que coincidencia, iba pasando y no podía creerme que estuviera aqui- decía mientras comenzaba a jugar con las cosas que se encontraban a su alrededor.

-....

-digo, por qué no salir el día está muy hermoso y no hay clases además escuché que la bebida más famosa de por aquí es la sonrisa del emperador- intentaba ser amable pero al parecer al jade no le importaba relacionarse con el.

-Beber está prohibido dentro de los recesos de las nubes- menciono con una voz gruesa que hizo que a Wei Ying se le pusieran los pelos de punta.

-¡Aiya! Lan zhan que cos...- guardo silencio cuando se dio cuenta de cómo lo había llamado a eso sumándole como el jade pareció querer matarlo con la mirada.

-No te preocupes, no pasa nada tú también puedes llamarme por mi nombre, es Wei Ying- dijo eso mientras presionaba un brazo del jade, que al momento de realizar esta acción se levantó de golpe que ocasionó que se calleran todas las cosas a su alrededor.

Y así sin más el segundo jade comenzó a toser tan fuerte que wei Ying pensó que se iba a ir de este mundo.

-Lan Zhan con eso no se juega- decía wei Ying mientras veía como seguía tosiendo.

Y esque si solo Wei Ying supiera que esa tos el la había ocasionado, ya que el jade nunca había sido tocado por nadie o más bien nadie se atrevería a tocarlo sin sufrir las consecuencias.

-Oyes ¡Lan Zhan! Quieres que llame a algui...- iba a continuar pero gracias a una sola mirada que le dedicó el supo que no tenía por qué hablar más, y todo empeoró cuando el jade tomo a Bichen su espada, que por todos los cielos era hermosa y antes de desenfundarla le dijo.

-Pierdete- lo dijo como un susurro pero el lo escucho y decidió corroborar si era lo que había escuchado.

-¿Perdón?- si, era oficial aquel muchacho quería morir.

-Pierdete- lo dijo y apunto su espada directamente al muchacho que al momento de hacerlo salió corriendo no sin antes gritarle al jade.

-Tú también me agradas mucho Lan Zhan, nos vemos luego tengo cosas que hacer, sigue en lo que estabas- aún si esas palabras sonaban como si lo persona que las dijera se estuviera burlando en realidad se trataba de un muchacho que mientras salía ponía cara de pánico por qué aún era muy joven para morir.

La delicadeza de aquel hombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora