Dime si a mi - Karlnap

𝐸𝓁 𝒸𝑜𝓂𝒾𝑒𝓃𝓏𝑜 𝒹𝑒𝓁 𝒻𝒾𝓃

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Qué raro era sentirme feliz pero vacío a la vez, incluso ahora que te dejé ir

Sabía que había perdido todo lo que un día quise dar, fue mi propia decisión, fue mi propio castigo amarte tanto, estaba feliz por darlo todo, me nacía desde las entrañar dártelo todo, lo malo era que no estaba seguro de dar todo y recibir lo mismo, pero quería hacerlo por que no quería esconder lo que sentía, hoy me siento sin nada, me siento vacío, te llevaste todo lo que yo era y lo más feo era que no lo supiste valorar, no quisiste valorarme

Ahí fue donde empecé a preguntarme todo ¿Qué hago mal? ¿Qué debo cambiar? ¿Qué no fue suficiente? ¿Qué es lo que puede más contra mí que yo no pueda contra eso?

Antes de comenzar todo esto sabía todo lo que quería y a la vez sabía lo fuerte que era, nunca antes me había sentido tan débil y ahora tocaba volver a sentirme fuerte, todo yo solo de nuevo, probablemente esta situación sea de las mas feas que tenga que pasar en mi vida, ver la realidad y el tiempo que me mentiste y de qué manera, y aún así castigándome. Dude de mi, y nunca lo había echo, nunca sentí que no podía más

En ese instante, mientras ambos nos mirábamos y a la vez sabíamos, no, sentíamos que este era el final de todo por un segundo Nick, por un segundo deseé con toda mi alma que me hubieras dicho si, dime si a mi Sapnap

« Viaje en el tiempo al pasado »

Las suaves gotas de agua caían sobre ese pequeño pueblo de Texas, un pueblo con hermosos paisajes y con las mañanas más hermosas que alguien pudo haber visto. Un pueblo tranquilo, una mañana tranquila, Karl tenía 17 años cuando se mudó a ese lugar junto a su papá

Karl miraba fijamente la nueva casa, era una casa de clase media común pintada de colores pasteles con un jardín extenso «Tal vez me debería tomar el tiempo para sembrar algunas plantas» pensó Karl mientras seguía explorando su alrededor con su curiosa mirada

Caminó lentamente aún observando todo y así se adentró a la casa. Todo estaba vacío pues apenas estaban bajando sus cosas del camión de mudanza, las paredes tenían la misma paleta de colores pasteles y Karl no pudo evitar imaginarse como se vería todo después de bajar y colocar los muebles. Subió las escaleras mientras tocaba levemente la barandilla de las escaleras, una vez arriba observó un pasillo y en total eran tres cuartos. Uno suyo, otro de su hermano y el principal era de su papá

Karl se tomó el tiempo de ver las dos habitaciones y sin más eligió la más grande de todas. Después de escoger justamente se escucharon los pasos acelerados y en poco tiempo su hermano menor ya lo estaba viendo

— ¿Ya escogiste tu habitación? ¡Que injusto! Me quedé dormido! — Dijo frustrado Sean mientras se acerca a Karl y le daba un leve golpe en el brazo. Karl soltó una pequeña risita y ambos miraron por la ventana a su padre quien se encontraba ayudando a bajar cajas

— ¿Nueva vida? Eh, Este pueblo no es lo mismo que California pero supongo que nos acostumbraremos rápido

Karl miro a su hermanito y le sonrío, Karl sabía que Sean estaba igual que él, ambos estaban frustrados y tristes de dejar prácticamente toda una vida en California

— Recuerda lo que mamá decía, un nuevo comienzo es como una nueva aventura — Dijo Karl y Sean solamente sonrió de manera triste

Ambos jóvenes siguieron mirando hasta que notaron como algunas personas saludaban a su papá, parecían que eran sus nuevos vecinos. Karl entre toda la multitud posó su mirada a un chico que estaba ahí, su cabello era castaño y se veía joven tal vez de su edad o unos años menor, llevaba puesto una sudadera gris con unos shorts negros, una gorra negra y en una de sus manos sujetaba lo que parecía una patineta