Dos días después de aquella noche, nos tocaba un ensayo grupal. No había podido estar tranquilo en esos dos días de espera. Me recordaba acostado al lado de Paul, sonriendo y hablando, y eso me causaba escalofríos. Me arrepentía de haberme desahogado con él. ¡Le había mencionado cosas que no había hablado con nadie! Ni siquiera con Stuart, quien era de mis amigos más cercanos.
Pero viendo atrás, recordando las otras reuniones que tuvimos, me di cuenta que siempre eran así, hablaba demasiado con él, le mostraba mi lado más vulnerable, y no debía ser así. No quería volver a eso.
Llegué a casa de Pete, fui el último en llegar, todos me estaban esperando. Observé el garaje, cada uno estaba en lo suyo, excepto Paul que cuando me vio llegar, no dudó en saludarme alegremente. Tenía aquella sonrisa que me hacía sentir seguro. Y casi me descubro devolviéndole la sonrisa, me volteé tratando de ignorarlo.
―Bien, es hora de empezar –Dije acomodando mi guitarra.
Gracias al cielo, para que los demás pudieran aprender más rápido, Paul estuvo enseñando a Pete y Nigel, y yo a Ivan y Stuart, lo que significaba que nuestra interacción no sería más que la necesaria.
Está vez, debido a las nuevas canciones, el ensayo fue más largo, por lo que salimos de casa de Pete cuando ya estaba oscuro. De nuevo comenzamos a caminar todos juntos la primera calle, sentía que Paul trataba de acercarse a mí, pero yo me alejaba, finalmente cuando llegamos a la calle donde nos separábamos de los demás, al saber que Paul se iría por el mismo camino que yo, me fui con Stuart.
Estando un poco lejos, volteé hacía atrás, encontrándome a Paul. Estaba aún parado en aquella esquina, mirando sus zapatos. Sentí remordimiento, pero aun así no volví con él.
― ¿Por qué rayos te me pegaste como chicle? –Preguntó Stuart. Volví mi mirada al camino.
―No quiero llegar a mi casa aun –Saqué un cigarro de mi bolsa y lo encendí.
Aquello no era nada fuera de lo normal, no era la primera vez que me iba a casa de Stu para no llegar a la mía. La diferencia era que las ocasiones anteriores lo hacía para no ver a Mimi después de una discusión. Esta vez solo lo hice para estar lejos de Paul.
La situación fue volviéndome loco día con día, ensayo tras ensayo. En los días en los que solo me reunía con Paul, las cosas eran bastantes tranquilas, él o me reclamaba nada, seguía siendo tan amable como siempre, el ambiente no se sentía tenso, al contrario. Mientras más tiempo pasaba con él, más eran relajado, tranquilo y en paz me sentía. Pero cuando regresaba a mi casa volvía sintiendo culpable por dejar salir a ese John vulnerable. Me enojaba conmigo mismo y me desquitaba con Paul en los ensayos grupales.
Me enojaba querer tratarlo bien, me enojaba lo que provocaba en mi pese a que fueran cosas buenas. Y mientras más aumentaba mi enojo, mayor era el mal trato que le daba a Paul, desde burlas, hasta estar en contra de todo lo que él opinaba. Quería parar, pero no sabía cómo.
Hasta que un día Paul no aguantó más.
―Me voy de la banda ―Dijo él a mitad del ensayo, cuando yo cambié la letra de una canción para burlarme de él.
― ¡¿Qué?! No puedes hacer eso ―Dije molesto.
―Pues ya lo estoy haciendo ―Me miró lleno de coraje, antes de salir del garaje de la casa de Pete.
El resto de la banda y yo nos quedamos sin habla, tan solo intercambiamos miradas, como si estuviéramos corroborando que todos habíamos visto lo mismo.
― ¿Vas a dejarlo ir? ―Preguntó Pete, después de un rato de silencio.
Fue ahí cuando reaccioné y salí corriendo para alcanzar a Paul. Por fortuna no había avanzado demasiado lejos.
― ¡Oye! ―Le grité cuando vi su espalda que llevaba cargando su guitarra.
Gracias al cielo él se detuvo. Agarré el aire que había perdido por el apuro y caminé hasta llegar a él. Traté de girarlo para verlo, pero no cedió.
― ¿Por qué te estás yendo? ―Pregunté molesto― Jamás acepté que dejaras la banda.
―No necesito tu permiso para eso.
― ¡Claro que lo necesitas! Es mi banda y yo decido quien se va y quien se queda.
―No te entiendo.
― ¿Qué?
― ¡Dije que no te entiendo! ―Se giró. Sus ojos estaban rojos, y algunas lágrimas estaban en sus mejillas.
― ¿Qué rayos? ¿Por qué estás llorando?
―Eres un idiota Lennon ―Dijo cada palabra con un enojo que me hacía estremecer. Como si me estuviera apuñalando― Te la pasas molestándome, humillándome frente a los demás, jamás estás de acuerdo conmigo y ¿aun así me pides que me quede en tu banda? ¿Para qué? ―Desvió su mirada, pero aun así pude notar que más lagrimas comenzaban a salir―. Puede que tus amigos soporten tus "bromas" pero yo no, sobre todo porque conmigo parece que te empeñas. ―Bajó su mirada―. Por las cosas que me contaste al estar solos, creí que al fin había encontrado a alguien con quien crear música, alguien que compartía el mismo sueño conmigo. Pero ya veo que ustedes son solo una banda más de rebeldes que creen que la música es solo tocar tres acordes, beber cerveza y molestar a otros. Son unos idiotas que fingen ser músicos.
Paul retomó su camino. Yo ya no lo seguí.
En ese momento no sabía lo que estaba sintiendo. Era una mezcla extraña de emociones, me sentía aliviado por ya no tener a alguien que me hacía mostrar mi lado más débil, pero al mismo tiempo sentía como hubiera cometido la mayor equivocación de toda mi vida.
Me quedé ahí parado, con la mente en blanco hasta que Stu salió por mí.
― ¿Estás bien? –Me preguntó. Sentía que su voz y presencia estaban a lo lejos― ¿Qué fue lo que pasó? –Su voz se escuchaba exageradamente preocupada. No entendía por qué hasta que sentí las pequeñas lagrimas que resbalaban por mis mejillas.
Aparté mi mirada apenado, y pasé mis manos por mi cara, tratando de hacer que desaparecieran las lágrimas.
―No es nada –Le respondí― Volvamos con los demás.
Stuart no se atrevió a hacer más preguntas, y l agradecí, pues seguramente no tendría respuestas para ninguna de ellas.
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¡¡El segundo capitulo ya esta servido!!
¿Qué tal les pareció?
Yo tengo ganas de darle un tremendo zape a John...
Gracias por acompañarme en otro capitulo de esta mini historia. u.u
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
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My Dear Fear | John Lennon x Paul McCartney
FanfictionDespués de la llegada de Paul a la banda, John se da cuenta de lo fácil que es ser sincero con él. Disfruta tanto estar con Paul, que le da miedo.