Cw : súplicas, palabras dulces, burlas, cuidados posteriores, mamadas, el lector no se corre
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El clic de los botones del control remoto del televisor se escucha por toda la habitación. Hace mucho que pasaron las 11 de la noche. Un suspiro de cansancio se escucha en la habitación cuando tu cabeza se recuesta en el sofá y tiras el control remoto, deteniendo el monitor de TV en algún programa extraño. Pero luego escuchas el sonido de las llaves, y luego el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose. Te levantas y te diriges al pasillo.
-Luchaste de nuevo? - preguntas monótonamente.
-Hola a ti también. - todavía sonríe radiante. - Sí, te dije que iba a haber una pelea hoy.
Simplemente niegas con la cabeza, incapaz de discutir, lo empujas hacia el sofá y luego lo pones allí. Te sientas frente a él y ya del botiquín de primeros auxilios preparado obtienes lo que necesitas. Sisea un poco cuando le pasas alcohol por las heridas.
-No debiste exponerte a golpes, estúpido. Ahora siéntate y sufre. - estuvo a punto de objetar, pero... - En silencio.
Suspira cuando presionas un poco más fuerte la herida, obligándolo a guardar silencio. Luego se empieza a aplicar tiritas y vendajes en algunos lugares con el fin de ocultar estas heridas de los ojos. Te lames los labios secos cuando terminas de pegar el último parche.
-Todo? ¿Estas bien? - preguntas, levantándote de tus rodillas, y mirándolo desde la altura de tu altura.
-No, no es bueno. Me gustaría que me cuidaras un poco más. - dice bromeando, levantando sus ojos cerrados hacia ti.
Solo suspiras, pero pones tu pie entre sus muslos, inclinándote sobre su rostro y besando sus labios. Él tararea satisfecho, inmediatamente abre la boca y desliza su lengua sobre la tuya, provocando que se te ponga la piel de gallina. Tus manos agarran su cintura, colocándolo en el sofá mientras te ciernes sobre él y todavía lo besas.
Besas su barbilla, yendo más abajo, besando su cuello, a veces chupándolo. Gemidos de satisfacción escapan de sus labios cuando se mueve inquieto debajo de ti, tratando de quitarse la chaqueta del uniforme. Cuando finalmente lo logra, lo lanza en algún lugar detrás de su espalda, agarrando tu cabello con sus manos, tratando de bajarte más.
-Vamos, por favor... - solo lo miras, besando sus clavículas. - Tc, baja a mi pecho, por favor.
Murmuras contento, bajando tus besos hacia su pecho. Tu lengua se desliza suavemente sobre sus músculos, moviéndose hacia sus pezones, lamiéndolos. Él gime, sintiendo tu pie deslizarse deliberadamente sobre su creciente erección.
-Gimes tan dulcemente, nena. - de repente muerdes la piel de su pecho, haciéndolo gemir fuertemente. - Y se necesita tan poco.
-Cállate, quiero tu boca en mi polla. - vuelve a sentir tus ojos sobre él. - Por favor...
