Como todas las mañanas me levanté con toda la flojera del mundo. A mi lado caramelo dormía patas arriba y tuve que dejarla así con la cama toda deshecha para no molestarla. ¡Cómo quisiera ser ella!
Sin muchas ganas salí a desayunar y minutos después estuve lista para ir a la escuela. Papá nos llevaba en el auto, pero Luján y Agustín solían ser más flojos que yo para levantarse, por eso siempre me ponía de los nervios cuando no salían y no podíamos partir; un poco me hacía extrañar irme más temprano yo sola... Con Verónica.
Agustín salió medio dormido y tuve que bajarme a buscar a Luján que no se apuraba. Cuando los tres estuvimos listos partimos. Papá no hacía más que quejarse del poco entusiasmo de mis hermanos, lo que provocaba que me mirarán mal cada vez que él les decía que yo había estado lista más temprano.
Era la hermana ejemplar y ellos lo odiaban, pero no era mi culpa que papá hiciera esos comentarios.
Apenas llegamos a la escuela nos despedimos de él y como si no nos conociéramos nos dirigimos donde estaban nuestros amigos y compañeros. Así me encontré con los míos.
—¿Cómo estás, amiga? —Pilu saludó y acomodó su cabello coqueteando con Thiago.
—Todo bien, llegué a esta hora porque Luján es una vaga. —Me quejé de mi hermana.
—Déjala, pobre. —Se rio Thiago.
—¡Qué onda! —Nacho apareció sonriente a saludarnos—. Hoy vuelve la Leiva —pronunció y sentí esa sensación eléctrica que me hizo quedarme rígida.
—¿Verónica?
—Sí, tu amiga, —Nacho sonrió con calidez—. La vi afuera con Jul-el abuelo y Matías.
Fruncí el ceño al escuchar sobre Matías y ella, pero de inmediato actué como si nada me importaba. Respiré hondo e ignoré el hecho de que ella estaba en la escuela, pensé que había logrado olvidarla durante las vacaciones de invierno, pero al parecer no había olvidado nada. Mis sentimientos seguían ahí y lo confirmé en cuanto la vi:
Verónica Leiva apareció por la misma puerta de entrada por donde había entrado yo minutos antes, parecía una rockstar acompañada por sus fieles amigos y llamando la atención de todos. Se veía tan hermosa como siempre; su cabello estaba un poco más largo y caminaba con una leve cojera producto de su horrible accidente.
Venía hablando con sus amigos, su sonrisa me cautivaba y no podía dejar de mirarla. En un momento ella levantó la vista y nuestras miradas se encontraron: mi estómago hormigueó y mi corazón palpitó.
No la había olvidado ni un poco.
Ella me sonrió y estaba a punto de saludarme con la mano, pero aparté la mirada. Me había propuesto comenzar a ignorarla para poder olvidarla y no darle falsas esperanzas.
Un peso en el pecho me abrumó en ese instante, estaba siendo cruel con ella, pero peor sería ilusionarla con una relación que no podía darle. Respiré hondo y seguí hablando con mis amigos como si nada hubiese pasado, aunque por momentos giraba a mirar a Vero.
Ella se veía contenta mientras hablaba con sus amigas de quinto que conocía del taller de música, todas habían venido a saludarla y estaban charlando en voz alta con Matías y Julián también. Me di cuenta de que no me necesitaba y que mi indiferencia no le afectaba, cosa que me alegraba y a la vez me entristecía.
Todo era tan complicado...
La charla con los chicos terminó cuando tocaron el timbre para ir a formar y minutos después la canción Aurora comenzó a sonar para el izamiento de la bandera. Verónica estaba tranquila, mientras que yo me sentía una tonta ahí atrás observándola.
La primera clase fue bastante pesada, la profesora gritaba y nadie se animaba a decirle que no entendíamos nada. Pero por suerte pasó y llegó el descanso; Thiago estaba emocionado porque pronto tendríamos nuestro último "día del estudiante" y pensaba organizar algo en la fiesta en El Lago.
—¡Todos tenemos que participar! —habló en voz alta para el curso en general—. Es nuestro último año de colegio, tenemos que hacer algo.
—¡Vamos a bailar! —Pilar agregó poniéndose de pie—. Con Mili pensamos hacer una coreografía, si participan todas nos podemos destacar. —Sonrió emocionada.
Yo seguí coloreando unos dibujos que había hecho en el último recreo del viernes, me mantenía entretenida en eso porque no me atrevía a mirar atrás, sabía que Vero estaba ahí y desde su asiento podía mirarme. Era difícil, pero de a poco iba a acostumbrarme a ignorarla.
***
En el segundo recreo salimos todos al patio y ahí Pilu junto a Milagros empezaron a hablar de la coreografía que pensaban hacer. No era tan complicado, sólo querían bailar Gangnam Style, que sonaba todo el día en todos lados, por eso Cami se metió diciendo que podíamos hacer algo mejor y luego comenzó una discusión entre las tres que hizo que la mayoría de nuestros compañeros se marcharan.
Entre los que se marcharon estaban Vero y Matías, otra vez volví a sentir el calor de los celos haciéndome tensar. No quería sentirme así, pero siempre que los veía juntos lo sentía.
—Natalia. —Una voz conocida apareció detrás de mí.
—Juliano. —Fingí una sonrisa—. ¿Qué pasó?
Era extraño que no se hubiera ido con Vero y Mati, eso sólo hizo que mis celos aumentaran. ¿Por qué Vero y Mati se iban solos? Suspiré y dejé de pensar en ellos para atender a Julián.
—¿Qué onda vos?
—Nada —respondí elevando los hombros—. ¿Vos? ¿Por qué no fuiste con tus amigos?
—Vos sabés por qué. —Miró a Nacho.
—¿Cómo hacés? —Miré al otro chico, luego volví a él—. De verdad. ¿Cómo hacés? Desde hace cuánto te gusta y no pasa nada entre ustedes.
—¿Quién dijo que no pasa nada? —Hizo una sonrisa pícara.
—¡Julián! —Abrí la boca sorprendida—. Me estás diciendo que vos y Nacho... —Junté mis índices para darle a entender lo que quería preguntar.
—Sí, boluda. —Se rio—. Pero no se lo digás a nadie, por favor. Más por Nacho, que no quiere que nadie sepa.
—Son buenos disimulando. —Me puse las manos en el pecho, sintiéndome emocionada—. Nunca me imaginé que estaban...
—Vez que se puede. —Él me guiño el ojo.
Sí, se podía, pero no sabía cómo. Igual una pequeña ilusión creció en mi corazón.
El timbre sonó y volvimos al aula, durante el camino estuve pensando en lo que dijo Julián y no podía dejar de fantasear escenarios donde Vero y yo estábamos en una relación. Cuando entré al curso la vi sentada en su asiento conversando con Mati, luego se les sumó Julián y apenas notó el peso de mi mirada, levantó la vista para verme.
Fue tal como cuando nos vimos a la entrada... Sentí la tensión y las ganas de correr hacia ella. Nunca la olvidé y probablemente no pueda.
El 2012 no es 2012 sin el Gangnam Style, creo que recuerdo ese año más por esa canción que por lo que viví, ¿vos?
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Aquel último año
Teen FictionA Verónica Leiva le entusiasma empezar su último año de secundaria, su objetivo es disfrutarlo a más no poder junto a sus mejores amigos y el próximo año marcharse a la universidad para comenzar una nueva etapa. Cuando las clases están a punto de e...