Capítulo 8

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—Me alegra muchísimo tenerte en el equipo—Le dijo Scaloni al médico mientras caminaban por los alrededores de la cancha en la que estaban entrenando los argentinos. Memo llevaba una gorra y lentes de sol, igual al día del partido de Brasil.

—Muchas gracias por aceptarme, por un momento pensé que no lo ibas a hacer porque me había tardado un poco en avisarte.

—Lo dije el día que nos conocimos: sos un excelente profesional, no cualquier médico ayuda a un jugador del equipo rival y eres el médico que necesita la selección—Dejaron de caminar y miraron al mismo jugador—también le agradas mucho a Lio, y si le agradas a él, también le vas a agradar a los demás.

Memo miró a Messi entrenar por unos minutos, admirando la perfección de sus pases y sus tiros al marco. Bueno, en realidad todo de él era perfecto.

—¿Querés que te presente a los demás hoy o preferís que lo haga en el entrenamiento de mañana?

—Hoy estaría bien, quiero conocerlos.

"Quiero hablar con Messi de nuevo."

—Vení, también te voy a dar tu camisa.

Los dos entraron a la cancha y los jugadores se sintieron confundidos al ver a Scaloni con el otro hombre, ya que por como estaba vestido no sabían quien era.

—Chicos, les quiero presentar a un nuevo integrante de nuestro equipo.

Todos se acercaron a Scaloni y Guillermo, quien se quitó las gafas y la gorra para que pudieran verlo bien.

El jugador número diez sintió que se le bajó la presión.

—Él es Guillermo Ochoa y a partir de hoy será el médico de la selección, nos va a acompañar en los entrenamientos, partidos y reuniones.—Los ojos de Messi se iluminaron al escuchar eso.—Esta es tu camisa—El entrenador le entregó una camisa que atrás decía: "G.Ochoa" y tenía el número trece. Scaloni le había puesto ese número por el número de la habitación de Messi en el hospital y pensó que sería algo significativo.

Si lo era y para Guillermo era aún más importante.

—Gracias, estoy feliz por entrar a la selección. Espero poder ayudarlos en todo lo que necesiten.—Ochoa los miró susurrar palabras entre ellos y no sabía si era bueno o malo, pero segundos después, todos los miraron y Emiliano se acercó a él.

—¡Bienvenido al equipo!—El Dibu le dio unos amigables golpecitos en la espalda.

—Nos alegra que estés aquí.

—¡Nos caés re bien!

—¡Vamos a comer algo después del entrenamiento para celebrar!

Todos se acercaron a él y lo saludaron, le dieron abrazos y celebraron su llegada, excepto Messi, que decidió esperar a que sus amigos se fueran para darle su saludo personal a Ochoa.

—Mi ángel, vos fuiste el que me dijo que después de la cena no nos ibamos a ver otra vez.—Messi se acercó a él y lo miró con una sonrisa.

—Lo sé, pero tu entrenador me había hecho esta propuesta desde el día del golpe.

"Y me dejaron sin trabajo ayer."

—Me hace muy feliz verte aquí—El argentino rodeó el cuerpo de Memo con sus fuertes brazos e hizo que Guillermo olvidara todas sus preocupaciones—Te extrañé, ayer Scaloni casi se rindió con esto de ponerme el casco—Los dos rieron y, aprovechando la diferencia de altura e ignorando a su mente, Ochoa acarició el cabello de Lionel y se dio cuenta de que era muy suave.

Amor a primer golpe|| Messi x OchoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora