Capítulo 24

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El entrenamiento siguió con normalidad. El médico tuvo que intervenir pocas veces y solo por ligeras molestias por parte de Otamendi y Tagliafico. Pablo, Lionel y Memo pudieron notar el gran cambio de Messi también en los ejercicios: estaba anotando todos sus tiros libres y penales, hacía los ejercicios con mucho ánimo y esfuerzo y se veía más sonriente.

Para el mexicano era casi imposible desviar su mirada de su número 10, era simplemente increíble como jugador y como persona. La noche anterior, Saúl le enseñó a Guillermo lo que decían muchos de los fans del argentino en twitter y la mayoría estaba de acuerdo en que, si los rumores eran ciertos, Memo era muy afortunado de poder estar con alguien como Lionel.

Y tenían razón: ambos eran afortunados por haberse conocido y estar juntos

Los jugadores tuvieron unos diez minutos de descanso para hidratarse y Lionel no desaprovechó la oportunidad de ir con su novio y hacerle compañía por un rato. Iba a hablar con él sobre las técnicas y estrategias que Scaloni les había explicado, pero estaba algo ocupado atendiendo una llamada. Messi no se preocupó porque Guillermo se veía relajado y alegre mientras hablaba, de seguro era algún amigo o familiar.

Al ver que sus papás estaban sentados en la banca, Antonio caminó hacia ellos e intentó subirse a la banca por su propia cuenta, pero a pesar de que hizo su mayor esfuerzo, no pudo. Lionel miró que quería sentarse con ellos y lo tomó entre sus brazos para ayudarle a sentarse en medio de Memo y él. El niño le agradeció la ayuda al argentino y abrió el maletín del médico para buscar su caja de jugo favorita y, cuando la encontró, intentó ponerle la pajilla para disfrutar de la bebida. Sin embargo, por más veces que trató de hacerlo, no pudo.

—¿Querés que te ayude, angelito? —Cuestionó cuando Antonio estaba decidido a abandonar su misión. Su hijo asintió con una gran sonrisa y le entregó la caja de jugo y la pajilla a Messi, quien rápidamente pudo solucionar el problema del niño y le devolvió la bebida.

—¡Gracias, Lio

Messi iba a esperar todo lo necesario para que Antonio lo llamara “papá” y, si en algún momento le decía que no iba a llamarlo de esa forma, también respetaría su decisión.

Ochoa terminó la llamada, guardó su celular y después dedicó toda su atención a su hijo y a su novio, quienes estaban bastante unidos y mirando la cancha, algunos jugadores estaban conversando en ese lugar. No sabían en donde estaban Emiliano y Saúl, habían desaparecido de su campo de visión. 

Guillermo sintió que era el momento para decirle a Lionel su propuesta.

—Quédate aquí, Anto. Lio y yo volveremos en unos minutos.

—Está bien, papá—Respondió con alegría y sin dejar de mirar el arco. Armani y Ángel estaban practicando penales para entretenerse mientras volvían los demás.

La pareja se alejó un poco de la banca porque Memo quería que fuera una sorpresa para Antonio (eso en el caso de que su jugador aceptara su propuesta), pero era la distancia suficiente para que ambos pudieran vigilar a su hijo. 

Messi miró al mexicano con emoción, su intuición le decía que Guillermo le iba a preguntar algo muy importante.

—¿Quieres venir a México con nosotros

No estaba equivocado, esa pregunta si era de gran importancia y no lo tuvo que pensar dos veces antes de responder. Sabía que después del mundial tenía que volver al PSG, pero a nadie le hacía mal unas vacaciones. Sin embargo, Memo y él debían tener una conversación sobre que iban a hacer en el futuro: ¿qué iba a pasar con ellos cuando Lionel volviera al PSG? ¿cómo iban a organizar fechas, días y horarios para viajar y verse? ¿Memo tenía que irse a Argentina? ¿Qué pasaría con Canelo y Antonio? 

Amor a primer golpe|| Messi x OchoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora