¿𝑳𝒐 𝒔𝒆𝒓í𝒂𝒔?

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—Hermana, ¿has visto mi caja? —aquella caja donde guardaba todas esas cartas que no le entregué a Tetsurō

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Hermana, ¿has visto mi caja? —aquella caja donde guardaba todas esas cartas que no le entregué a Tetsurō. 

—ella es cinco años más chica—. Aunque, tal vez ya nunca la verás —mis ojos se abrieron como platos.

¡¿QUÉ DICES?! —sabía que ella podía hacer lo que fuera con tal de ayudarme o perjudicarme.

Te eché una mano —su sonrisa delataba todo lo que había hecho.

No me digas que enviaste esas cartas —ella asintió.

Sé que también a él le gustas y solamente hiciste eso porque estabas nervioso —me conocía completamente.

A pesar de ser la más pequeña de la familia ella siempre pensaba mejor que nosotros, todos decíamos que su alma era vieja.

Fui a acostarme a mi cuarto, bueno, lo que era mi cuarto en esa casa; por ser vacaciones en mi universidad decidí venir a casa de mis padres dónde podía estar tranquilo y dónde se encontraban todas esas cartas logrando así poder volver a leerlas, me gustaba hacerlo de vez en cuando.

Pensé que nunca saldrían a la luz todas esas cartas pero todo se arruinó por la "ayuda" que me dio mi hermana. Solamente pude suspirar y volver, o intentar, estar de nuevo conmigo.

Para poder perder el tiempo decidí salir a por un bocadillo, cuando estaba presionado siempre hacia lo mismo, comer. Tenía antojo de algo dulce, no sabía el porqué. Tomé un abrigo ya que hacía algo de frío y salí para emprender mi camino. 

Estaba saliendo a penas de mi casa, cerrando la puerta cuando alguien me habló por la espalda.

Pensé que nunca más te vería, gatito —su voz, no podía ser él en lo más mínimo—. ¿No vas a voltear? — me tomó por el hombro y me giró quedando cara con cara, no podía creer que él estuviera aquí— Tu hermana las envió y bueno, quiero que sepas mi respuesta aunque es muy obvia. Vas a por algo de comer, ¿no? —asentí, me agarró de la mano y caminamos juntos hacía la tienda.

En todo el camino ninguno de los dos habló, pero seguía pensando en dos cosas, en cómo seguía su agarre de nuestras manos y que tan bello se había puesto después de años. 

Llegando a la tienda el por fin me soltó y mi mano se sintió fría, me gustó mientras duró.

Ve por lo que quieras, yo invito —sonrió y se giró para ir a por algo.

Procesé por suerte rápido la situación y camine por las cosas que quería, tomé unas golosinas que me han gustado en toda la vida y sentí una presencia atrás de mí.

¿Todavía te siguen gustando esas cosas? Mayormente las comías cuando estabas estresado —me impresionaba el ver que todavía recordaba todos esos momentos y más porque él miró por encima de mi hombro y no solo eso, recargó su mentón.

Sí, me relajan demasiado —el sonrojo se notaba hasta en mis orejas.

¿Es todo lo que quieres? —se recolocó y comenzó a caminar hacía la caja.

Corrí detrás de él, dándole mis cosas para que las cobraran. Cuando salimos intenté agarrar mis dulces pero se negó, mencionó que lo llevaría hasta el parque, a cambio, tomó mi mano y la guardo en su abrigo.

Estaba muy emocionado ante tal acción, no podía creer que ahora por fin se haría lo que el pequeño Kenma quería. 

Pasamos un tiempo hablando de cosas que sucedieron a lo largo del periodo que nos dejamos de ver y por fin él soltó lo que de verdad quería oír, se escucha muy egoísta pero quería saber si sinceramente siente algo por mí.

¿Quieres hablar sobre las cartas? —su cuerpo se giró hacía mí.

Sí, ¿qué quieres saber? —mis manos estaban tomando la caja de dulces con algo de nerviosismo.

¿Sigues sintiendo lo que plasman las cartas? —asentí— Entonces te diré mi respuesta —mis manos estaban sudando—. La verdad, no sé si lo notaste en algún momento pero quería que estuvieras para mí, en cualquier momento como yo lo hice para ti, y la verdad, lo hiciste en mi vida de adolescente, me ayudaste demasiado a salir de todos mis problemas y, bueno, solamente una vez en mi vida me rompiste el corazón, tal vez no lo hiciste intencionalmente pero me dejaste confundido con todos mis sentimientos. No te lo voy a negar, intenté enamorarme de otras personas pero no podía olvidarme de ti —se recargó en sus rodillas, bajando su cabeza—. Así que, siento lo mismo que cuando te conocí, me gustas, estoy enamorado de ti —sin pensarlo me levanté y lo tomé por su mentón—. ¿Kenma?

Lo siento tanto por dejarte en ese entonces, me arrepiento completamente —una lágrima salió por mi ojo—. Pero ahora que sé tus sentimientos y como pasaste todo este tiempo, estoy feliz —sin pensarlo un beso algo torpe se plasmó en nuestros labios, él me aceptó y sus brazos se colocaron en mi cintura acercándome a él. 

Cuando nos separamos ambos reímos y el ambiente se volvió más cariñoso, decidimos irnos a mi casa ya que empezaba a nevar y por ende, hacía más frio. 

Cuando llegamos mi familia lo recibió con tanta emoción, lo querían demasiado y no se diga mi hermana menor. Nos pasamos el resto del día abrazados y viendo películas, la verdad le debía algo a mi hermana ya que sin su ayuda no creo que hubiera pasado esto.

~FIN~

~FIN~

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𝘔𝘪 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘢 𝘯𝘢𝘳𝘢𝘯𝘫𝘢 ~𝕶𝖚𝖗𝖔𝖐𝖊𝖓 🫐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora