Cuatro

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Hace dos días

─ Hola, estoy aquí para ver al doctor Kim JongDae. ─ dijo SungHoon. La chica de recepción lo estudió por unos segundos antes de entregarle unos papeles y bolígrafo.

─ No olvides poner tu firma cuando termines. ─ dijo la chica, como si tratara de averiguar qué tipo de "loco" era el rubio.

SungHoon llenó cada espacio en blanco con sus datos personales, de trabajo y más tan bien como pudo. Evitó marcar los cuadritos que especificaban si presentaba algún tipo de señal que indicara depresión, insomnio u otras enfermedades que fueran una razón válida para estar en aquel lugar. En respuesta, llevó las mangas de la sudadera puesta hasta cubrir sus manos. Cuando terminó de llenar el papeleo, el pelirrubio entregó el formulario y fue hacia los sillones de cuero negro que estaban en la sala de espera.

De su bolsillo sacó un paquete de dulces de chocolate con diferentes sabores en el interior, de ellos sólo comía los rellenos de fresa y dulce de leche, dejando a un lado los que eran de naranja y vainilla. Miró a los lados antes de tirarlos a la basura, esperando a que nadie le viera y pensase que era un tipo "raro".

Justo cuando iba por su tercer paquete, la recepcionista le llamó.

─ Señor Park, olvidó colocar la razón de su visita. ─ señaló la mujer.

"No lo olvidé".

─ Oh, claro. ─ SungHoon se incorporó y volvió a tomar la pluma, marcando la cajita que decía "problemas de sueño", lo cual no era totalmente mentira.

La verdad era que SungHoon no confiaba en nadie y absolutamente nadie sabía acerca de sus problemas. HeeSeung sospechaba, sobre todo cuando el clima era lo suficientemente caliente como para que una persona se viera en la necesidad de usar una sudadera negra y de manga larga; aún así, él ni siquiera estaría cerca de conocer los pensamientos suicidas que pasaban por la mente del rubio. Si lo hiciera, probablemente SungHoon ya estaría en un manicomio.

Por ejemplo, el menor no sabía a ciencia cierta si HeeSeung sería capaz de ver lo detalladas que eran las situaciones que se imaginaba SungHoon, donde la sangre y su posible muerte tomaban lugar. Bonitos pensamientos que un chico de veinticuatro años tenía.

La única razón de su visita al consultorio se debía a que le prometió a HeeSeung "ver a alguien". Terapia sería el concepto clave para describir lo que estaba a punto de hacer. Después de lo sucedido la noche anterior en casa de los padres de HeeSeung, y una situación similar hace unas semanas, donde tuvo una discusión con algunos de los amigos del antes mencionado, fue que el azabache le dio un ultimátum.

O ves a alguien o terminamos, tú decides.

¡Bien! Iré a ver a alguien mañana. gritó SungHoon arrastrando las palabras, aún estaba borracho y enojado; sus manos sostenían una taza de café amargo para bajar el alcohol de su sistema. Pero aún así tus padres apestan, se supone que deben de apoyarte y estar orgullosos de ti. Ahí no estaba equivocado.

SungHoon, cuando maduras aprendes muchas cosas, tales como el tacto y la clase. Pero puedo asegurar que tú ni siquiera tienes alguna de ellas, y no puedo entender el por qué.

El rubio respiró hondo, tratando de alejar aquellos sentimientos para nada agradables. Le hacían sentir débil.

Siento... siento que ya no soy feliz. Es yo... yo siento un vacío aquí... señalo su pecho. todo el tiempo y cada día se hace más grande y... Y ya no aguanto. SungHoon sintió alivio por unos segundos. Decir la verdad y nada más que la verdad, hacía que de sus hombros desapareciera una carga enorme.

𝗔𝗳𝘁𝗲𝗿𝗴𝗹𝗼𝘄 ✿ 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora