Siete

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Presente

SungHoon no había tenido el valor de mirar a sus brazos durante todo el día, sí que tuvo las oportunidades, pero jamás quiso ver.

Jake estaba cocinando algo mientras escuchaba Phobia de SKZ, de vez en cuando cantando ciertas partes de la melodía a SungHoon. Su cuerpo se movía al ritmo de la música; estaba muy metido en cortar, azar y freír vegetales.

El menor tomó valor y decidió echar un vistazo, solo uno.

Lentamente subió las mangas del suéter y miró a sus brazos encontrándose con nada.

No había nada.

El SungHoon de aquí no necesitaba lastimarse. Él era feliz, estaba casado e iba a tener un bebé con la persona que amaba. Ahora, todo lo que tenía que hacer era buscar una forma de quedarse. Pero si esto en verdad era un sueño, entonces ya no quería despertar. Nunca.

─ Estás muy distraído hoy, Hoonnie. ─ dijo Jake, dejando un plato de pollo y vegetales cocidos frente al pecoso.

─ Sólo estoy feliz. ─ soltó y su cuerpo se tensó ante el pensamiento de volver a su antigua vida.

─ Eso es bueno. ─ dijo el rubio mientras apagaba la estufa y terminaba de colocar la mesa. Sirvió dos vasos de agua y se sentó frente a SungHoon. ─ Come. ─ indicó y toma una porción de pollo, saboreando la carne.

─ Jake.

─ ¿Mmm?

─ ¿Y si hubiera terminado yendo a otra universidad? ¿Y si nunca nos hubiéramos conocido en aquel taller de danza y música?

El mayor masticó lentamente, procesando las preguntas antes hechas para dar una respuesta. Y después de unos segundos, una sonrisa apareció en su rostro, tomando las manos de SungHoon y dando un apretón cálido.

─ Nos encontraríamos el uno al otro. Puedo que tuviéramos una vida diferente. Y ya sea que fuera en Australia, Corea, América; que fuéramos dos chicos en busca de ser cantantes, un doctor y un futbolista, delincuente y policía, las opciones son infinitas, pero definitivamente nos encontraríamos el uno al otro. Creo que nuestras almas estaban destinadas a encontrarse, tarde o temprano.

SungHoon tuvo ganas de llorar. Las palabras fueron sencillas, pero profundas. Y quiso creer, creer que Jake existía en su mundo real.

─ Eso espero. ─ susurró SungHoon y devolvió el apretón. Jake sólo alzó su mano y la llevó a sus labios, besando el dorso y llevando la palma a su mejilla. Aquel acto hizo al menor dejar escapar unas cuantas lágrimas.

─ Lo siento. ─ Limpió las gotas saladas con la manga de su suéter. ─ Deben ser las hormonas. Soy demasiado emocional.

─ No tienes que disculparte por sentir, SungHoon. La vina no vale la pena si no la vivimos al máximo.

Asintió y miró por la ventana, los colores naranjas y rosados pintaban la tarde. Decidió dejar de preocuparse por el mañana y disfrutar del momento. Tomó el tenedor del plato, picando un poco de brócoli y zanahorias para llevarlos hacia su boca y disfrutar de la cena.

En la sala aún podía ver una que otra caja sin acomodar, pero ya sentía que la decoración le gustaría demasiado. Incluso pudo visualizar a su hijo creciendo ahí. Imaginó a los tres sentados en el sillón más grande, comiendo galletas de jengibre y bebiendo chocolate caliente mientras veían una película, el árbol de navidad iluminando el espacio una y otra vez.

Sí, definitivamente le gustaba eso.


. . .


𝗔𝗳𝘁𝗲𝗿𝗴𝗹𝗼𝘄 ✿ 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora