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Dos semanas después

Había salido ya del trabajo y estaba yendo a casa, cuando en eso escucho un tiroteo.

—¡Escondanse y huyan donde puedan! Esta es gente muy peligrosa.

Claro, lo que faltaba, cobradores.
Estos iban a cobrar la protección del pueblo, y si no se pagaba a tiempo vendrían a matar a quien se les cruzara hasta que el alcalde pagara.
Yo salí corriendo y me escondí en el parque de antes, allí no me encontrarían. Me escondí dentro de los juegos del parque, pero no contaba con que era la única escondía allí. A mi lado estaba nada más y nada menos que Andrew.

—lo que me faltaba—dije poniendo los ojos en blanco—
—yo también estoy feliz de verte paula—dijo sarcasticamente—
—¿Qué haces aquí? No se supone que deberías estar en tu casa o ¿algo asi?
—si, pero me quedé un rato aquí fumando un cigarro y empecé a escuchar los disparos.
—me paso algo parecido, iba de camino a casa.

En eso escuchamos pasos cerca.

—¿hay alguien aqui? Vamos, no les vamos a hacer nada si colaboran.

—mierda— dijo Andrew mientras trataba de meterse en el pequeño túnel en el que yo estaba.
—pero ¿que haces!? No cabemos los dos aquí.
—paula porfavor, si esos tipos me encuentran me van a matar, yo les debo dinero.
—¿dinero de que?
—eso no importa ahora, por favor déjame esconderme.
—bien.
Andrew se acomodo en el túnel, para ello debía estar casi entre mis piernas, era bastante pequeño e incómodo el lugar.

Se acomodo y quedamos casi a 2 centímetros de la cara del otro, podía sentir su respiración entre cortada, me estaba mirando fijamente a los ojos.

—okey, Andrew tienes que calmarte, no podemos hacer ningún ruido para que no nos encuentren.—dije en un susurro—

Andrew solo asintió con la cabeza y siguió viéndome a los ojos.

—tengo mucho miedo paula.
—¿quieres que tome tu mano?—no sabia ni por qué había dicho eso, fue como un impulso.—
—me vendría bien.

Tome cuidadosamente su mano, al tocarla sentí una corriente por todo mi cuerpo que me generaba escalofríos, entrelazamos nuestras manos y nos quedamos allí, viéndonos a los ojos.

En ese momento, mi corazón había empezado a latir frenéticamente, todo lo que pensaba en ese momento era en besarlo.

—ya se fueron.—dijo Andrew después de un tiempo y soltó mi mano.—

Salimos del túnel comprobando que no hubiera nadie cerca.

—eso estuvo cerca...
—bastante, pero paula, gracias. Tenía mucho miedo.
—ahora si me vas a decir ¿que mierda tienes que ver tu con esos tipos?
—es una larga historia...
—tengo tiempo.
—desde los quince años yo...empecé a usar drogas, tenía mucha mierda en ese momento en mi vida y lo busqué como escapatoria. Lo había dejado a los dieciséis, pero cuando supe lo de lana enloquecí, todo el dinero que tenia lo gastaba en pañales y leche, y toda la situación era agobiante, así que me volví a drogar, pero cuando me faltaba dinero les pedía prestado a los cobradores cada que venían al pueblo, eran mis amigos, hasta que un día peleamos y dijeron que todo el dinero que me habían prestado debía pagarselos hasta el último centavo, la deuda a lo largo de estos años ha bajado un poco, pero todavía les debo mucho dinero.—  escuche atentamente lo que me estaba contando Andrew, pero cada que decía algo más se me encogía el corazón.—

—Andrew tu aun...
—¿Qué si aún lo hago? Pues, llevaba tiempo sin hacerlo, pero desde que te vi ese día lo hago a diario, es la única forma de sacarte de mi cabeza un rato.
—yo...no se que decir.
—no es necesario que digas algo, gracias por escucharme de verdad, traía ese peso encima y no se lo podía contar a nadie.
—sabes que pase lo que pase siempre voy a estar aquí Andrew. ¿Te puedo dar un abrazo?
—claro.
Extendí mis brazos hacia el y lo abrace fuertemente, pude sentir el olor de su perfume y el calor de su cuerpo, estábamos tan cerca que sentía el latir de su corazón y el latir del mío.

Y en ese momento lo sentí, ese calor, esa paz, ese lugar seguro.
Era el abrazo que tanto necesitaba, quería estar allí toda la noche y nunca soltarlo, quería que sus brazos me rodearan y me protegieran de todo lo malo, quería estar con él.

—entonces...¿amigos?— dijo después de soltarme para chocar mi puño—
—amigos—dije para luego chocar puños—

[...]

Esa noche solo daba vueltas y vueltas en la cama, no podía dormir.
No dejaba de pensar en Andrew y en todo lo que me había dicho, no paraba de pensar en la cercanía que tuvimos, y lo bien que se sintió.

—mierda...estoy jodida.

Mi pasado secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora