Miro hacia los lados. Está totalmente vacío. Solo puedo escuchar las hojas de los árboles revolverse de frío.
Y me pregunto: ¿A dónde debería ir?
No obtengo ninguna respuesta, puesto que ni yo lo sé. No sé cómo llegué aquí ni hacía dónde me debería dirigir.En una mezcla de rabia y ansiedad por no saber qué hacer ni qué está pasando, empiezo a caminar esperando encontrar alguna pista que me ilumine la cabeza. Todo está en absoluto silencio, ni siquiera mis pasos se escuchan, pero aún así dejo un rastro de ellos en la tierra.
Después de haber andado durante bastante poco tiempo, encuentro un cartel gigante en mitad de este sitio.
¡Siga por ahí! ¡Confíe en mí!
Lo analizo detenidamente y miro hacia mi derecha, donde marca el cartel. Este señala un camino cuál fondo es totalmente oscuro y desconocido. Miro hacia mi izquierda, y lo único que puedo ver es una pared gigante que me impide el paso. "Me da miedo ir por el camino que indica aquel cartel", pienso. Pero no tengo ninguna otra opción, ya que en todas direcciones hay muros de altura infinita.
Finalmente acepto entrar por ese camino totalmente oscuro. Suspiro y me mentalizo para todo lo que pueda sentir, ver o pasar.
Al entrar, aparecen varias paredes a mis lados. Sigo andando preguntándome por dónde ir. Todo sigue en silencio. Empiezo a preocuparme de verdad, pero intento guardar la calma.
Tras un buen rato caminando, con mi cuerpo cansado y un nudo en la garganta, me siento en el suelo frío, apoyando mi espalda en una de las gigantes paredes.
Lágrimas de decepción e ira (pensaba que yendo por aquel camino podría encontrar un buen final, como prometió el cartel que encontré antes) caen por mis mejillas. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué a mi?Me siento totalmente confuso y perdido.
Sinceramente, no sé qué esperaba. Ese cartel no tenía muy buena pinta, pero aún así lo seguí.
Y me encantaría encontrar alguna solución a esto, pero todas las salidas están tapadas por esos muros gigantes que me bloquean vaya donde vaya.Intento verle el sentido fijándome en cada detalle del camino, pero las paredes aparecen sin dudar. Y parece que no tiene final, lo que me estresa más aún.
¿Qué quieres de mi?
Me lo pregunto repetidamente. Señor,¿Qué te he hecho para que me trates así?
Señor,
¿Así es cómo me ves? ¿Así es como me valoras?
Todas esas noches rezando, y todos esos domingos yendo a misa porque soy fiel. ¿Y así me lo pagas? Metiéndome en cualquier lugar, sin final. Sin ninguna pista, y sin oportunidad para poder avanzar.
¿Qué más puedo hacer?
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