Amar.
Amar, amarte.
Amarte sin límites. Amarte sin prejuicios.
Amarte queriendo. Amarte porque así lo siento. Amarte porque así lo he querido.
Amarte ahora, y amarte mañana.
Amar y hacerlo con gusto, amar con orgullo.
Libremente, sin complicaciones. Y si hay alguna, que se desate con nuestro mismo esfuerzo.
Pero yo quiero poder amar(te).
Y quiero poder sentir(te).
Sin ataduras, sin laberintos.
Solo tú y yo, y nadie más. Perdidos en el mismo mundo, pero encontrándose el uno al otro. Y quién diría que yo dejaría mi sudor en intentar construir un camino con mis propias manos. Y quién diría que yo realmente lo anhelo, quién diría que espero un algo recíproco.
Porque anhelar no está mal. Y querer tampoco. Porque quiero con todas mis ganas, quiero con todas mis fuerzas. Quiero con todo mi deseo, y quiero querer. Y quiero quererte.
Saber qué es el amor, descubrirlo. Porque yo aún no lo sé del todo, porque solo veo una cara de este. Como si la cara oscura de la luna fuese, escondiéndose de mi, y escondiéndose de la luz. ¿Debería el amor de doler? ¿Debería el amor, de simplemente, deber?
Amar sin ningún atajo. Amar junto a sus obstáculos. Amar con uno y mil fallos.
Porque no sé lo que es el amor. Y porque sé que tendré que descubrirlo en algún momento.
Y porque quiero hacerlo contigo, porque quiero poder fluir.
Ir hacia abajo como en un río cuyo cauce es seguro. Desembocar en el mar, y sentir tranquilidad. Sentir paz y sentirme completo.
Sentirme.
Sentir.
Y sentirte.
