Perseo: Antiguo Hijo de los Cielos y el Mar -HIATUS-

Capítulo 15: La Atlántida y la ley quebrantada

Ley Quebrantada

Descargo de responsabilidad: No tengo PJO

Punto de vista de Perseo

Pitia y yo aparecimos justo afuera del palacio de la Atlántida. Lo primero que noté fue que todos parecían estar en alerta máxima, pero el estado de ánimo era generalmente positivo y optimista, incluso con los espíritus marinos ancianos librando una guerra contra mi padre y yo, bueno, sobre todo contra mi padre. Había niños atlantes que jugaban con bancos de peces mientras sus padres y tutores miraban contentos los alegres rostros alegres de sus hijos.

Había olvidado lo hermosa que era la ciudad. Las paredes de mármol blanco, dorado y platino de las casas brillaban incluso en la profundidad del océano con sus techos arqueados de bronce. Las calles empedradas de mármol blanco pulido y granito estaban iluminadas con braseros de bronce de fuego griego. El fuego griego iluminó la ciudad con su tono azul verdoso que contrastaba profundamente con las casas de la Atlántida, pero esto aumentó aún más la belleza general de la ciudad.

La entrada del Palacio Atlante estaba llena de guardias mermen que llevaban armadura de bronce celestial en lugar de la armadura de plata atlante más duradera que llevaban hace muchos eones durante la primera guerra de Titán. La mayoría de los guardias tenían tridentes de bronce celestial que no emitían ningún poder a diferencia del Tridente de mi padre. Algunos de ellos parecían estar nerviosos por algo que no es una buena señal, especialmente para las personas que trabajan tan estrechamente con la familia real atlante. Se pararon frente a una puerta de obsidiana muy grande. A ambos lados de la puerta había torres de vigilancia que monitorearían cualquier actividad en la puerta principal y más allá.

Le hice un gesto a Pythia para que me siguiera hasta las puertas del palacio. Era un poco extraño ser las únicas personas que podían caminar por las calles empedradas, ya que todos tenían colas de pescado, así que, naturalmente, nos miraron preocupados. Si bien soy el Patrón de la Atlántida, realmente no vengo aquí muy a menudo. Por lo general, prefiero trabajar en la isla de Ogygia con mi encantadora esposa Calypso. La mayoría de la gente se sorprendería de que la mayoría de mis días estén llenos de ayudar a mi esposa, cultivando la tierra, para que ella pueda plantar su variedad de flores y otra vegetación. Pero cuando venga a la Atlántida sería simplemente para ver cómo va todo, pero como mi padre es tan poderoso como él, no necesita mi ayuda a menudo, ya que también tiene Tritón, Delphin, Anfítrite y otras deidades marinas para ayudarlo. Por esta razón, mi dominio del océano profundo junto con la oscuridad, la noche, la creación y los dominios meteorológicos no necesitan que los monitoree de cerca. La mayoría de las veces hay otras deidades que lo manejan por mí. Mi dominio principal es el de Balance.

"¡Alto!", exigió uno de los guardias mientras nos acercábamos a la puerta principal. "No podemos permitirle ir más lejos sin la autorización del palacio principal".

Pitia siempre tuvo un temperamento rápido a diferencia de las disposiciones joviales de sus hermanos. Parecía lista para atacar al pobre guardia, así que le di una mirada que decía que solo está cumpliendo con su deber como se supone que debe hacerlo. Ella cedió y se apartó del tridente que la miraba con aprensión, lo sé porque apretó su agarre alrededor del reluciente tridente de bronce en su mano mientras la miraba, lo que solo sirvió para que ella enviara un ceño fruncido en su camino.

"Ahora, Pythia, simplemente está cumpliendo con su deber dado", les dije con una sonrisa divertida a ambos. "No hay necesidad de hostilidades aquí. Estamos aquí para hablar con mi padre, el Señor Poseidón"

"Aun así, no podemos dejarte entrar", dijo y sonreí. "Necesitamos que esto se demuestre primero. ¿Quién podríamos decir que eres?"

Suspiré. "¿Yo? Soy Perseo, mi amiga", dije con un acento mocoso que hizo sonreír a mi hija, "haz lo que debas, pero date prisa. Es bastante aterrador estar aquí como un cachorro perdido".