Perseo: Antiguo Hijo de los Cielos y el Mar -HIATUS-

Capítulo 19: Absolución

Dos profecías casi se cumplen en una noche

Descargo de responsabilidad: No tengo PJO

El punto de vista de Alex

El puente al Olimpo se estaba disolviendo ante nuestros propios ojos. Salimos del ascensor y entramos en la pasarela de mármol blanco, y casi de inmediato las grietas comenzaron a arrastrarse a nuestros pies.

"¡Salta!" Grover gritó, lo cual fue más fácil para él ya que era parte cabra.

"¡Dioses, odio las alturas!" Thalia gritó mientras ella y yo saltábamos. Annabeth no estaba en condiciones de saltar. Ella tropezó y casi se cae y gritó.

"¡Alex!"

Agarré su mano mientras el pavimento caía, desmoronándose hasta convertirse en polvo. Por un segundo pensé que nos iba a detener a los dos. Sus pies colgaban al aire libre. Su mano comenzó a deslizarse hasta que la sostuve por sus dedos. Entonces Grover y Thalia me agarraron las piernas, y encontré un poco más de fuerza. Annabeth no iba a caer.

La levanté y nos quedamos temblando en el pavimento. No me di cuenta de que teníamos nuestros brazos uno alrededor del otro hasta que de repente se tensó.

"Um, gracias", murmuró visiblemente conmocionada.

Traté de decir que no lo mencionara, pero salió como, "Uh, duh"

"Sigue moviéndote" Grover tiró de mi hombro.

Nos desenredamos y corrimos a través del puente de Olimpia mientras más piedras se desintegraban y caían en el olvido. Llegamos al borde de la montaña justo cuando la sección final se derrumbó.

Annabeth volvió a mirar el ascensor, que ahora estaba completamente fuera de su alcance, un conjunto pulido de puertas de metal colgando en el espacio, unidas a nada, seiscientos pisos por encima de Manhattan.

"Estamos abandonados", dijo. "Por nuestra cuenta"

"¡Blah-ha-ha!" Grover sangraba. "La conexión entre el Olimpo y América se está disolviendo. Si cae-"

"Los dioses no se mudarán a otro país esta vez", dijo Thalia.

"Este será el final del Olimpo. El final final"

Corrimos por las calles. Las mansiones estaban ardiendo. Las estatuas habían sido derribadas. Los árboles en los parques fueron destruidos en astillas. Parecía que alguien había atacado la ciudad con un weedwacker gigante.

"La guadaña de Cronos", dije.

Seguimos el camino sinuoso hacia el palacio de los dioses. No recordaba que el camino fuera tan largo. Tal vez Kronos estaba ralentizando el flujo del tiempo a nuestro alrededor, o tal vez solo me estaba ralentizando. Toda la cima de la montaña estaba en ruinas, por lo que muchos edificios y jardines hermosos habían desaparecido.

Algunos dioses menores y espíritus de la naturaleza habían tratado de detener a Cronos. Lo que quedaba de ellos estaba esparcido por el camino: armadura destrozada, ropa rasgada, espadas y lanzas rotas por la mitad. En algún lugar delante de nosotros, Kronos rugió: "¡Ladrillo por ladrillo! Esa fue mi promesa. ¡Derribarlo LADRILLO POR LADRILLO!"

Un templo de mármol blanco con una cúpula dorada explotó de repente. La cúpula se disparó como la tapa de la tetera humeante y se rompió en miles de millones de pedazos, lloviendo escombros sobre la ciudad.

"Ese era el santuario de Artemisa", se quejó Thalia. "Él pagará por eso"

Estábamos corriendo bajo el arco de mármol con las enormes estatuas de Zeus y su cerrojo maestro cuando toda la montaña gimió, las rocas se deslizaron hacia abajo como un bote en una tormenta.