Capítulo 2

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El cuerpo de Jake permaneció inmóvil. El conejo blanco no dejaba de observarlo. Jake nunca se había sentido tan intimidado por algún otro animal, así como se sentía con ese conejo.

Se supone que su especie es adorable y tierna. Entonces ¿por qué ese conejo era todo lo contrario?

—Te pregunté, ¿quién eres y cómo entraste a esta habitación? —exigió el blanco conejo, esta vez se fue acercando más a Jake hasta llegar a acorralarlo. Al hacerlo, pudo oler un aroma especial en el pequeño conejito.

—Yo... Yo lo siento, no quise molestar solo estaba...

—¡Jake! ¡Perdóname, no quise obligarte tan pronto! ¡Está bien si no quieres estar ahora con Yutani, pero por favor aparece! —la voz de Lucy se escuchó cerca de la habitación.

—Oh, así que tú eres el conejo que va a darle crías a Yutani —no fue una pregunta, al contrario, el tono de voz que usó el conejo blanco reflejaba molestia—. Espero y no le hagas daño, si la haces sufrir, yo seré el causante de tus desgracias.

Jake bajó sus orejas, ocultándolas sobre su espalda. No sabía si responderle al conejo que veía a Yutani únicamente como una amiga. No importaba, con cualquier respuesta ese conejo iba a hacerle daño.

—¿Jake? ¿Estás aquí? —de nuevo, la voz de Lucy. Ahora se escuchaba más asustada. Jake sabía que no debía estar en esa habitación, en su defensa, no le dijeron a dónde no ir.

—¿Por qué te escondes? Vete, mi hermanita debe estar esperándote —el conejo blanco comenzó a guiarlo hacia la salida.

—Por favor, no quiero que Lucy me encuentre, al menos no por esta noche —Jake pidió en súplica.

—¿Por qué no? —el conejo de ojos rojos levantó una oreja en duda.

—Escucha, conocí a Yutani y ella es bastante linda, me agrada, pero ninguno de los dos estamos interesados en aparearnos.

Sin que Jake lo esperara, Frank volvió a acercarse, la diferencia estaba en que no había ninguna pizca de molestia en su mirada. El conejo blanco de nuevo lo acorraló, solo que ahora su nariz lo estaba oliendo por todo su cuerpo hasta llegar a su parte más íntima. Jake soltó un leve chillido alejándose de Frank.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestionó con suma vergüenza mientras intentaba tapar su intimidad con sus patas.

—Tu olor. No hueles como yo —Frank le respondió sin pena—, es diferente, ¿seguro que no eres hembra?

—No. Soy un macho. Aunque el veterinario siempre ha dicho que soy especial, no entiendo a qué se refiere.

—¿Jake? —Lucy se estaba aproximando a su "escondite"

—Por favor, déjame quedarme esta noche contigo, prometo no molestar y sé que apenas nos conocemos, pero me sentiré más cómodo de estar con otro macho —Jake se colocó en dos patas y junto sus patas delanteras a modo de súplica.

Los ojos marrones del conejito café demandaban ruego. A Frank le tomó unos segundos para aceptar, justo a tiempo cuando Lucy los encontró. La humana suspiró aliviada, le pidió de nuevo perdón a Jake e intentó agarrarlo.

Sin embargo, no esperó que Frank le gruñera mientras colocaba a Jake detrás suyo para protegerlo.

Lucy abrió los ojos en sorpresa. Al parecer Jake había tomado mayor confianza con otro conejo macho que con una hembra.

—Veo que se tomaron cariño —Lucy alejó su mano—, de acuerdo, los dos pueden dormir juntos por esta noche. Frank, cuídalo mucho, ¿sí?

Cuando el conejo blanco asintió con la cabeza, la humana soltó un suspiro y se fue de la habitación apagando las luces que anteriormente había encendido.

Amor de Conejos | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora