Tu imperio incluye las ruinas chinas en las profundidades de la isla Rook. Durante muchos años has estado viviendo aislada y sola, contenta contigo misma y con tu pequeño mundo.
Pero este maravilloso mundo es sacudido por Vaas, quien inesperadament...
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─ Pájarito. ─
─ ¡Oh, no! ─
Siseó venenosamente.
─ ¡No, no, no! ¡No me vengas con eso! ─
Te levantaste torpemente y miraste por la pequeña rendija de la ventana hacia la noche. Vaas se paró en la ventana y te miró alegremente. ¡¿El tipo todavía tenía algo de valor?!
Te habían arrojado al mismo pequeño agujero de mierda en el que te capturaron por primera vez. Mientras tanto, los piratas yacían borrachos en la zona y dormían, solo unos pocos estaban despiertos, pero también estaban borrachos como el demonio. Ahora te sentabas en ese maldito agujero y esperabas al día siguiente para que pudieran torturarte de nuevo.
─ Te voy a matar. ─
Siseó, fuera de sí mismo en la rabia.
─ ¡Te castraré, hijo de puta! ─
─ Tales palabras de tu hermosa boca. ─
Bromeó y sonrió ampliamente.
─ Don me dará un infarto de ira. ─
─ Me importa una mierda. ─
Le brillaste con enojo y él puso los ojos en blanco. ¡Si este muro de concreto no estuviera entre ustedes, lo matarías!
─ Necesitaba una distracción. ─
Explicó y asintió.
─ Mira en tu bolsillo. ─
Sospechosamente, metiste la mano en el bolsillo de tu chaqueta y sacaste un detonador remoto para tu propio asombro.
─ Para el C-4. ─
─ ¡¿Para el qué?! ─
─ C-4. Lo puse en todos los edificios mientras estaban distraídos por ti. Y la puerta de este agujero de mierda, por supuesto. ─
Lo miraste, desconcertada, confundida, aún echando espumarajos de rabia.
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