Capitulo 3: Recuerdos

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Estaba atada de pies y mano. Lo único que podía verse en la habitación era la luz que reflejaba una pequeña abertura de la ventana.
No entendía donde estaba. ¿Que le había pasado? En un momento estaba peleando para proteger a Ava y en el otro se encontraba en este lugar, oscuro y lleno de moho.

Una mujer se acercó, vestía de una manera informal, no con ese traje blanco similar a una alienígena que a una entidad superior, capaz de destruir todo el cosmos.
No se sorprendió al verla. Si alguien la había secuestrado sin duda sería ella.
–Hola Beatrice.–Saludo con seriedad. Sin dejar de mirarla a los ojos.

Sentía el aire a su alrededor pesado, como si todo el aire del lugar hubiera sido drenado y Beatrice luchará por respirar.

–Es un lugar demasiado mundano para ti–dijo mirando a su alrededor. –La gran Reya podría elegir un sitio más apropiado. ¿Como el otro lado?

Reya se río. Una risa sombría y temeraria.

–Los humanos están tan orgullosos de si mismos, que se olvidan de mantenerse humildes.–declaro paseándose de un lado a otro.–No iba a perder mi tiempo yendo a otro lugar. Lo único que necesito de ti es a Ava. Si vives o mueres, no me importa. Ava vendrá, al final escapo solo por ti.

Beatrice quiere decirle que Ava no vendría, que fuera mejor que la matara. Sin embargo, lo sabe, sabe que Ava vendría por ella, dio su vida la primera vez para que ella pudiera vivir la suya. La conocía, lo haría dos veces.

–Lo sabes–comentó Reya. –La conoces mejor que nadie. Ella estaría dispuesta a morir por ti y por eso... –Reya colocó sus manos en sus sienes.–Esto te va a doler.

Un terrible dolor de cabeza la invadió, abrió los ojos de golpe, lágrimas salieron de sus ojos sin desearlo. Se sentía como si la estuvieran golpeando en la cabeza sin parar.
Sus ojos se tornaron blancos y vio su primer miedo. ”

Abre los ojos de golpe, su corazón late con fuerza, intenta respirar, se lleva una mano al pecho y observa a Ava durmiendo, ajena a lo que le está pasando. No puede evitar llorar.
Ella fue su primer miedo. Verla  como le arrancaban el Halo, dejándola morir desangrada. Obligándola a verlo sin poder hacer nada, viendo como la vida la abandonaba.
Sacude la cabeza, no debe pensar en eso. Reya ya no está y Ava esta con ella, durmiendo a su lado.
Le da un beso en el hombro. Sale de la habitación. Mira la hora, son las tres de la mañana, puede caminar unos minutos por la playa para calmarse.
   El frío golpea su cuerpo, se acaricia los hombros para darse calor. No hay nadie, todo esta oscuro, salvó por la luz que hay fuera de su casa.
Camina admirando como las olas chocan contra las rocas, como el mar sabe hasta que punto puede llegar, hasta donde le es permitido.
Se sienta en la arena, observa sus cicatrices, no puede usar ropa corta por ese motivo, sus brazos están lleno de cicatrices de quemaduras. Reya no tuvo mejor idea que utilizar a sus criaturas infernales para quemarle. Algunas las oculto con tatuajes, un lirio azul, una frase en esta vida o en la próxima, pero no pudo hacerlo con todas. Las cicatrices en su alma eran las más difíciles de ocultar.

Siente como alguien pone una manta en sus hombros, levanta la vista y Ava le regala una sonrisa. Se sienta a su lado, Bea de inmediato cubre también sus hombros, entran ambas en la manta. La atrae hacia ella y Ava coloca su cabeza en su hombro. Ninguna dice nada, se quedan viendo el mar.



–Thomas levanta el pie y golpea la tabla–dice Beatrice observando al niño, esta asustado, teme lastimarse el pie.
Bea se pone a su altura.
–No tengas miedo, no te pasará nada. –Lo anima con dulzura.

Thomas mira la tabla frente a el y luego a Bea, asiente.

–¡Thomas! ¡Thomas!–gritan sus compañeros para animarlo.

Thomas se pone en posición, como Beatrice le enseño y golpea la tabla en un movimiento seco, la tabla se parte en dos.

–Muy buen trabajo–lo elogia.

El niño con rasgos asiáticos sonrie y vuelve a su lugar contento.

–Ahora, ¿quien sigue?–pregunta a sus estudiantes.

La mayoría levanta la mano y Bea termina eligiendo a una niña morena que levantó la mano con timidez.

–Jade puedes venir.

Jade se para, camina hacia el centro, esta nerviosa, no deja de jugar con sus manos. Beatrice nota eso, apoya una mano en su hombro.
–Lo harás bien.

Ava entra sin hacer ruido a la clase de Beatrice. Le encanta mirar a Bea trabajando, a veces hasta se ofrece a ser su saco de boxeo, aunque Beatrice prefiera utilizar la palabra “ayudante” . Suena menos violento.
Sonríe. Los niños adoran a Beatrice y Ava entiende esa sensación perfectamente. Ella también lo hace, la ama tanto que a veces no entiende donde sale tanto amor.
La clase termina, Bea se percata de la presencia de su novia y sonríe.

–¿Cuando llegaste?–Pregunta

–He perfeccionado mis habilidades de espía. –Bromea tomando el mentón de Bea.

–Ava... Sabes que en el trabajo no.–le advierte con seriedad.

Bufa. Le gusta fingir no saberlo, le gusta aprovechar cada oportunidad para besarla. No lo hace, no quiere molestarla.

–Me iré a cambiar.

Ava asiente. Estuvo elaborando su plan para proponerle matrimonio con Laila. Su celular vibra.

Laila:

Esta todo listo. Lo único que tienes que hacer es llevarla al parque. No lo arruines.

Frunce el ceño ofendida. ¿Como se atreve a decirle que no lo arruine?

Ava:

Gracias Laila. ¡No lo arruinaré!

Caminan hacia el parque con sus brazos enlazados.

–¿A donde vamos?–Pregunta Bea

Ava no sabe que contestar. Bea es demasiado inteligente, se dio cuenta que no irían de vuelta a su casa.

–Vamos a caminar–Se excusa esperando que no sospeche.

Bea no le cree, se da cuenta que oculta algo. No dice nada, siguen caminando.



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Hola! ¿Como están?

Iba a subir el capítulo mañana, pero me acordé que hoy es el cumpleañoa de KTY, es mi manera de celebrarlo 🤭😂

Gracias por sus lecturas, comentarios y votos 😊
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