[Omegaverse]
A Paulo se le ocurrió la gran idea de presentar a sus amigos Enzo y Julián entre sí, el problema es que ambos se enamoraron a primer vista y es un pobre Dybala quien tiene que aguantar a los dos tontos enamorados sin saber que se corres...
Era un domingo a las 9 de la noche, Julián estaba sentado tranquilamente en su departamento mientras miraba su celular.
Hasta que un mensaje de Enzo apareció en seguida.
No dudó dos veces y lo abrió, decía que sí podía ir hasta el parque que había ahí, justo dónde estaba la fuente.
Le pareció raro, pero sin pensarlo dos veces fué a su habitación para comenzar a cambiarse.
Llegó al lugar indicado, y apenas localizó la fuente, vió al alfa esperándolo mientras veía su celular, se veía tan hermoso que quería besarlo ahí mismo.
-"No Julián, calmate"- Se regañó mentalmente y fué hacía su amigo.
-Enzu, hola!- Lo saludó animadamente.
-Juli, hola- Le dedicó una sonrisa para luego abrazarlo.
Se separaron del abrazo y empezaron a caminar por ahí viendo qué podían hacer.
No tenían mucha hambre, así que decidieron simplemente comprar un helado.
Estaban tranquilamente comiendo mientras hablaban, Fernández se moría de ternura al ver cómo en un momento Julián se manchó la nariz con helado, y empezó a reír por su propia torpeza avergonzado.
El azabache limpió con su pulgar la nariz del contrario, se quedaron viéndose fijamente, apreciando las facciones del otro. No se dieron cuenta cuando sus respiraciones empezaron a mezclarse mientras ambos labios quedaban a solo centímetros de los del otro.
Se separaron porque sus helados habían empezado a derretirse, no pudieron evitar la desilución al no poder besarse nuevamente, pero la dejaron de lado y siguieron cómo sí nada.
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La pasaron muy bien esa noche, riendo, conversando, pasando tiempo juntos tanto cómo amaban.
A Enzo se le ocurrió la gran idea de subirse a uno de esos toboganes infantiles que había en la plaza, estaba todo bien hasta que se quedó clavado a mitad del tobogán y se tuvo que bajar por su cuenta.
Álvarez comenzó a reírse por la boludes que había hecho el menor, esa melodiosa risa era algo que el alfa podía escuchar por horas y no sé cansaría nunca.
Al final, volvieron a la fuente dónde se habían encontrado anteriormente.
-Gracias por invitarme hoy, la pasé muy bien-
-No es nada Ju, pero hay una razón por la cuál te invité hoy-
-Ah sí?, ¿Cuál?-
El de mayor estatura tragó saliva, y se decidió por hablar.