'Mune: Dos'

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Ni'ta y sus hermanos jugaban en la orilla mientras esperaban a los hermanos Sully. Seze y Atan lanzaban pequeños chorros de agua entre risas, mientras Ak'ca intentaba atrapar un pez que se deslizaba entre sus dedos. Ni'ta, observando a sus hermanos con una sonrisa, se percató del grupo que se acercaba.

—¡Vengan! —exclamó Ni'ta, sonriéndoles a los Sully antes de lanzarse al océano. Su cuerpo se deslizó suavemente en el agua, y pronto fue seguida por Aonung, Rotxo, Tsireya, y finalmente, los hermanos de Ni'ta.

Lo'ak y Neteyam tomaron carrera y se lanzaron tras los Metkayina, seguidos por Kiri y Tuktirey. Clementine, junto a sus hermanos, nadó hasta lo profundo, maravillados por los peces y criaturas que se movían a su alrededor. Tsireya tomó la mano de Seze, y juntas nadaron, dejando a Rotxo y Aonung atrás. Na'ahe notó que los hermanos Sully se quedaban atrás; sus colas, los hacían más lentos y les costaba mantener la respiración bajo el agua.

Lo'ak y Neteyam emergieron a la superficie para tomar aire, mientras los Metkayina los observaban desde el fondo. Neteyam sumergió su cabeza y vio a Tsireya gesticulando en lenguaje de señas, invitándolos a nadar con ellos. Sin embargo, Neteyam negó con la cabeza, mostrando que no comprendía lo que ella quería decir. Ni'ta, sonriendo, observó cómo Tsireya hizo un movimiento con la mano, indicándoles que los siguieran. Intentaron seguir el ritmo, pero nuevamente tuvieron que subir a la superficie en busca de aire.

Aonung miró a sus amigos y en lenguaje de señas preguntó:

—¿Qué les pasa?

—No saben nadar bajo el agua —respondió Rotxo con una mueca.

—Alto, recién están aprendiendo —dijo Tsireya, interrumpiendo la burla de Aonung.

Ni'ta, notando que sus hermanos jugaban sin preocupación, los llamó y les indicó que regresaran a la orilla. Aonung, visiblemente molesto, subió a la superficie seguido por Tsireya, Ni'ta, y Rotxo. Los hermanos Sully, al verlos acercarse, también emergieron.

—¿Están bien? —preguntó Tsireya, mirando a los hermanos Sully. Ni'ta se acercó a Tuk para ayudarla a mantenerse a flote, y Tuk se apoyó en ella.

—Van muy rápido, espérennos —dijo Tuk, aferrándose a Ni'ta.

—Solo respiren —les aconsejó Ni'ta, tranquilizándolos con su tono sereno.

Aonung no pudo evitar hacer una burla:

—¿No saben nadar? Tal vez se columpian de lianas, pero...

Tsireya lo interrumpió con un golpe en la cabeza, indicándole que se detuviera. Lo'ak, con una sonrisa, intervino.

—Tranquilo, hermano.

—No entendemos su lenguaje de dedos —dijo Neteyam, mirando a Tsireya.

—Nosotras les vamos a enseñar —respondió Ni'ta con una sonrisa amable.

Rotxo miró a su alrededor, notando la ausencia de Kiri.

—¿Dónde está Kiri? —preguntó, frunciendo el ceño.

—¿Quién? —preguntó Aonung, confundido.

—Kiri. Ella debe estar bien —respondió Ni'ta con confianza.

—¿Cómo lo sabes? —inquirió Rotxo, intrigado.

—Solo mi instinto de mestiza me lo dice —dijo Ni'ta, sonriendo para aliviar la tensión.

Mientras Tsireya alimentaba a los Ilu, Ni'ta los llamó para que se acercaran. Lo'ak la observaba con atención.

—Estos son Ilu —dijo Aonung, mirando a los Sully—. Si quieren vivir aquí, deben montarlos.

Quiero que seas tu [Lo'ak Sully]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora