Un sentimiento extraño invadía a Spreen.
Sentía que algo malo pasaría.
Agobiado con los escalofríos constantes, imaginó lo peor.
Se puso tenso, muy tenso. Su cara había pasado de piel a blanca como vampiro.
Sus instintos agobiaban al oso, señalando que debía de buscar a Quackity.
Casi acabado por sus propios pensamientos, se paró de la silla, para así pasar el umbral de la oficina y bajar a la salida.
Mariana— ¿Uh? Disculpe, jefe. ¿Sucedió algo? —Dijo con un tono algo tímido y dudoso.
Spreen— Ah… No, volveré en poco rato, vos seguí trabajando.
Mariana siguió con lo suyo, mientras que Spreen ya había salido al exterior, acelerando el paso.
Agotado, había llegado al miserable departamento de Quackity, donde vió que no había ningún guardia alrededor. Supuso que era normal, eran unos flojos.
Entró algo más calmado al ya estar en el departamento, subió las escaleras lentamente, habían vecinos gritando, discutiendo y unos pocos habrían puesto música.
Se enfocó en el departamento de su patito, y cuando llegó, tocó la puerta delicadamente, pero lo suficientemente fuerte como para que escuchara.
Toc toc.
Escucharon los presentes al otro lado, Wilbur y Juan se quedaron confusos, "¿Quién más conocía a Quackity? Tal vez son los de seguridad o limpieza." Pensaron.
Quackity pidió permiso y se dirigió a la puerta, la abrió y para su sorpresa vió a Spreen. Esbozó una gran sonrisa, pero fue interrumpida ya que Spreen lo habría agarrado de la cintura para sacarlo del departamento.
Cerró la puerta y lo miró enfadado.
Spreen— ¿Cómo se te ocurre? —Susurró.
Quackity— ¡Pendejo! Me asustaste, ¿Qué pasó?
Spreen— No te juntes con ese maguito de mierda.
Quackity— ¿Por qué?
Spreen— Es peligroso, sácalos de tu departamento y nos vamos a mi oficina.
Quackity no tuvo de otra más que aceptar, se zafó del agarre del oso y tocó la puerta nuevamente.
Toc toc.
Escucharon nuevamente los que se encontraban al interior.
Juan se decidió parar para abrir la puerta, pero antes dijo: "Tú sigue nuestro plan".
Wilbur lo ignoró, se sabía el plan al derecho y al revés. Siguió con la mirada a Juan, que abría la puerta.
Juan, al ver el acompañante de Quackity, esbozó una sonrisa amable, pero en su interior, realmente tramaba algo macabro.
Juan– ¡Hola, Spreen! Tanto tiempo sin vernos ¿Eh? Jaja.
Spreen solo saludó con la mano, no les tenía mucha confianza a los que se encontraban ahí, sólo se mantenía cerca de Quackity para protegerlo.
Quackity– Mira, Spreen. Él es Wilbur, mi empleado y guardaespaldas –Señaló al castaño de mechón blanco.
Spreen– Ah, Hola –Saludó vagamente.– ¿A qué se debe la visita de ellos, patito?
Quackity– Ah, sí. En eso estábamos.
Quackity miró a Juan y a Wilbur, esperando a que hablaran.
Juan– Wilbur me insistió que quería verte, te extrañaba.
Spreen miró sospechoso, el pato no tenía amigos, y dudaba que el pato le hubiera dado la dirección de su departamento a esos dos.
Quackity– Oh… Yo no te extrañaba, solo extrañaba a este oso perezoso —Indicó señalando a Spreen, el cual se sonrojó algo ofendido.
Juan, hizo un chasquido con los dedos, dando señal que el plan comenzaría. Spreen miró curioso, pero no le dió importancia. Wilbur, en cambio, se paró de la silla.
Wilbur– Jefe, tengo un tema privado que hablar con usted, ¿Podemos hablar en su habitación? Si no es molestia –Habló educadamente, reflejando seguridad y confianza.
Quackity dudó, pero accedió, asintiendo. Wilbur sonrió, y el pato lo guió a su habitación, Wilbur la cerró con seguro, para que nadie interfiera.
Quackity miró la acción, empezaba a sospechar un poco.
Wilbur– Esperé este momento con ansias.
Debido a que Wilbur era extremadamente alto, agarró al pato y lo lanzó al suelo. El pato estaba indefenso, no podía defenderse.
Antes de que soltara algún quejido de dolor, Wilbur lo amordazó.
Quackity, se sentía un inútil, un inservible. Su orgullo había sido pisoteado, estaba enfurecido.
Wilbur sacó un arma corto punzante, específicamente un cuchillo cocinero.
Quackity empezó a moverse, golpeaba el frágil y ruidoso suelo, pero la habitación estaba aislada, y los sonidos no salían.
Pero el agudo oído de Spreen nunca fallaba.
Se paró rápidamente, pero fue interrumpido por unas frías manos en su cuello.
Juan– No irás.
LO SIENTO MUCHO POR DEMORARMEEE,,, estoy enfermo y me impide agarrar mi celular, prometo actualizar más seguido 💔
próximo capítulo se viene una pelea epica, y asesinatos, y algo interesante
De verdad los amo, al principio escribí esta historia en joda y me propuse una cosa, que si no recibía apoyo la borraba
y dios, realmente me siento muy feliz por su apoyo, nunca pensé que llegaría a esto, los amo, gracias por todo ♡
Atte: Maxi el muertito 💌
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oh, darling ; quackity x spreen
FanficSpreen tras el éxito de su pollería, decide finalizar su casino. Pero, poco sabe de cómo construir un casino. La voz corre de que el presidente de Las nevadas, un país que guarda un casino bastante voluminoso, viajará a Tortillaland. Spreen decide a...