Capítulo 2: No caer

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Disclaimer:  Spy x Family no me pertenece. Las imágenes empleadas en este capítulo y los demás tampoco son de mi autoría.

Capítulo 2: No caer.

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Soltó un quejido al sentir un pequeño dolor en su dedo índice, el cual continuó ardiéndole por unos segundos. Yor Forger frunció los labios, acercándose la hoja que estaba seleccionando en todo ese file del Ayuntamiento, la cual provocó que se cortase ligeramente el dedo, en un descuido. Inspeccionó si manchó con sangre el blanco papel, percatándose que solo se hirió ella. Se lamentó por ahora fallar hasta en sus labores de oficinista, pero desde hace dos días tenía rondando en su cabeza los últimos sucesos que la involucraron.

Su mente traicionera rememoró lo que pasó entre su falso esposo y ella en aquel callejón e, inmediatamente, sus dedos cubrieron sus labios rosas con turbación. Aún sentía la vívida experiencia, el primer beso que no pensó que sucedería así, en un contexto tal y con una persona con la que no tenía un mayor vínculo que el amical.

"Tal vez, Loid sería el único hombre capaz de aceptarme tal como soy". Recordó ese pensamiento que tuvo cuando le propuso que lo mejor sería casarse y él aceptó. Solo que, en ese entonces, de inmediato, se convenció de que no tenía por qué confundir las cosas.

Casi una sonrisa triste afloraba en sus labios: a quién engañaba, si ciertamente en ese año y medio de convivencia con los Forger, el cariño fue acrecentando hasta un punto inimaginable y tampoco tenía una vasta experiencia en los temas del amor. Porque ella era consciente de que el único hombre que amaba era a su hermano, pero también reconocía que, desde hace unos meses, su esposo falso no le era indiferente totalmente y estaba inspirándole una mayor confianza, deseos de velar porque no le falte nada y un aprecio que no podía comparar con el que le tenía a su hermano. Y no estaba contando las sensaciones internas que recorrían su cuerpo al saberlo y tenerlo cerca, con ese trato afable y su sonrisa. Sí, la pelinegra entendió también que lo mejor no era catalogar ello o pensar mucho, pues estaba haciéndose ideas ella sola y entorpecería el acuerdo que se forjó desde que decidieron casarse falsamente.

Loid cumplió a cabalidad su rol de esposo falso, se generó cierta complicidad entre ellos y ella estaba atreviéndose a sentir algo más que amistad hacia él. De repente, se sintió terrible por no haber sabido regular ello, el malestar que podría causar en los Forger y las falsas expectativas que estarían formándose producto de su inevitable sentimiento, del cual tampoco había entrado en razón muy temprano que digamos. Se frotó casi con brusquedad su rostro.

Abrió el cajón de su escritorio, tratando de buscar otros documentos para seguir con su labor, pero se topó con el recuadro que tenía guardado desde hace unos meses ahí. Una sonrisa temblorosa se asomó en su rostro: era la foto familiar que se sacaron hace cinco meses, cuando Anya obtuvo su segunda stella. Estaban en un jardín, en uno de los tantos paseos que solían tener, por lo que el día estaba sumamente brillante y conjugaba con ese cuadro familiar. Incluso Bond había posado muy bien para la foto. Loid no solo era un hombre excepcional, sino un buen padre, viéndolo genuino teniendo a la pequeña Forger en su brazo derecho, mientras que su brazo izquierdo rodeaba a la pelinegra por la cintura, quien se apegó más al torso masculino. Yor volvió a sonrosarse, recordando esos abrazos discretos que suelen darse, y que ella supone que lo hace por mantener esa fachada de matrimonio.

Sacó esa foto del cajón y lo posicionó nuevamente en su escritorio, junto a los otros dos retratos familiares que tenía, uno más donde solo estaba Loid y ella cocinando (foto cortesía de Franky), otro en el que estaba Anya sonriendo muy alegre y una foto junto a Yuri, la cual les tomó su esposo. Sí, toda una madre abnegada a su hogar; de hecho, colocó esos retratos a sugerencia de sus compañeras de trabajo, quienes le preguntaron por qué no decoraba su espacio con recuerditos familiares, como una madre normal hacía. Y la palabra normal le taladraba tanto la cabeza, que al día siguiente no dudó en hacer ello que, si bien en un inicio solo fue por querer confirmarles su normal maternidad, ese mismo día le cogió un mayor gusto al hecho de sentir cerca a su familia, a Loid y Anya, especialmente. Sonrió, concentrada en su cuadro familiar.

Coartada |Twiyor|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora