Capítulo 4: Y descubrir

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Disclaimer: Spy x Family no me pertenece, como tampoco el fanart empleado en esta historia.

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Capítulo 4.

Agradecía haber encontrado espacios como ese en todo el tiempo transcurrido con los Forger, hacían que pudiese encontrar un lugar de escape donde podía aprender otras actividades y disfrutar de cierta normalidad en su vida, aunque ciertamente le hacían sentir aún mejor al decirle que no existe como tal lo normal, como lo hacían a menudo. Yor Forger continuó moviendo su té, luego de la extenuante partida de vóleibol en la que participó junto a las otras madres de la asociación de la cual formaba parte. Estaba más tranquila, luego de ese desfogue de energía, y había mejorado en el deporte hace unos meses, por lo que la competitividad positiva, el compañerismo y espíritu de juego la alentaba bastante. Miró a los alrededores de la mesa que compartía con su equipo y sonrió resignada al ver que, por lo menos, cuatro de ellas se habían ido apenas acabó la competencia por motivos familiares. Solo tenía a alguien en frente, acompañándola mientras tomaba su té, de manera refinada.

Vio el perfecto perfil de Melinda Desmond sentada en frente suyo, admirando las formas gráciles y la mirada ámbar altiva, pero interesante, que posee. La pelinegra realmente admiraba cuán multifacética y refinada le parecía la esposa del líder del Partido de Unidad Nacional y las cosas que le ha enseñado en esos casi siete meses que la conoce, comportándose como alguien tan segura e independiente, como dispuesta a apoyarla y hacerle formar parte del grupo, sin mayores prejuicios e instaurándole parte de su determinación. La de ojos rojos pegó un pequeño brinco en su asiento al ser descubierta mirándola tan atentamente por la otra mujer, quien le sonrió de lado, a la par de suavizar sus ojos y juntar más sus espesas y largas pestañas.

—A ti te pasa algo, Yor —afirmó, sorprendiendo a la Forger—. No me mires con esa cara de espanto, tampoco. Casi dos semanas sin verte por aquí y te veo con un semblante extraño.

—¿M-Me veo muy mal?

—No he dicho eso —pareció escudriñarla con la mirada—. Simplemente, pareces dudando de algo o perdida en tus pensamientos. Como si algo estuviese ocupando tu mente en todo el rato.

La más joven bajó la mirada, rendida. Otro aspecto para admirar en Melinda es que parece poder leer bien a las personas y acertar.

—Quiero hacerte una pregunta.

—Bien. Una no más —la Desmond soltó una risa al ver el rostro tímido de su amiga—. Las que quieras, Yor, siéntete en más confianza —la observó asentir lentamente.

—¿Tú...? ¿Tú alguna vez no has entendido a tu esposo?

Yor sintió una presión en sus hombros al ver el anterior rictus afable convertirse en uno más serio y firme, por unos segundos. Estuvo por decirle que olvide lo que dijo, pero luego la de cabellos rizados sonrió nuevamente, antes de tomar un sorbo de su té. Recordó que nadie le preguntaba de su esposo directamente, por lo que quiso disculparse por transgredir esa norma.

—Alguna vez. Luego fui más observadora y me di cuenta de que era de lo más básico, entendible y aburrido, desde que nos casamos, por supuesto. Así que me rendí y hostigué, porque no estoy para observar y descifrar sus conductas toda la vida, pues no es un ser comunicativo —vio a su amiga con la boca entreabierta, como si hubiese descubierto un máximo secreto, y se aventuró a consultar algo más—. ¿Por qué la duda? ¿Problemas con tu esposo?

—Sucede que yo... —su semblante se entristeció más—. Hay veces en que no logro entender ciertas... conductas en Loid. Quisiera saber más de los hombres, porque no tengo mucha experiencia con ellos, para al fin entender muchos aspectos que son un misterio para mí. No sé, una indirecta para saber qué piensa o algo...

Coartada |Twiyor|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora