CAPÍTULO 7

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ALYSSA

Todo se vuelve confuso ante mis ojos, nada parece tener coherencia y los peldaños de años atrás comienzan a caerse poco a poco.

El mirar la historia un poco atrás es complido y aun mas es cuando todo parece haberse salido de control, si todo comenzo desde hace mucho mucho más atrás, desde la creación, como puedo saber que espera en el futuro?.

Sebastián no ha vuelto a cruzar la puerta de su habitación, no he salido pero se que se encuentra en alguna parte de la casa, igual que Dinora y Eros, que al parecer se han empeñado a que no logre escapar, los he visto reforzar la seguridad de su hogar y poner alertas para saber al instante si llego a cruzar sus límites.

Me molesta? No, en realidad no lo hace, estoy en la mira de la mayoría de especies, si lograse salir de aqui no tendría a donde ir, ningun lugar afuera es seguro,o al menos no ahora que estoy débil.

-Estas despierta? - miro el marco donde Dinora me observa - Pense que tendrías hambre y Sebastian insiste en que bajes con nosotros.

-Sabes de que nos alimentamos los dioses verdad? - sonrio cuando aparta la mirada, sonrio, al parecer si lo sabe, su semblante se pone cerio.

-Puedo conseguirte algun vagabundo si quieres- mantengo mi expresio seria,se pone nerviosa ante mi presencia.

Rio con ligereza.

-Es broma, me alimento de  cualquier cosa- suspira con alivio, camino hasta ella- Acepto la invitación- sonrio en agradecimiento.

-Bien- sonríe.

Ambas nos dirigimos a su comedor que cuenta con seis sillas de madera colocadas justo a lado de la ventana, su comedor y cocina lo separa una barra de marmol que le da un aspecto hogareño, no pasa desapercibido el olor a comida que se exparse por el aire, mucho menos las decenas de fotografias de quien parece ser Sebastian de pequeño, aunque hay una que logra llamar mas mi atencion, es una fotografia antigua, hasta parece que fue reestructurada, es la fotografia de dos niños pequeños de un lado, y del otro se encuentra como si hiciese una comparracion el retrato de Alex junto a Eros.

Un nudo se contruye en mi garganta, el al igual que muchos otros dieron la vida por lo que ahora pareciese se vuelve a repetir, muchos caidos pero ninguna mas dolorosa que la de el, traicionado por su mejor amigo casi su hermano, torturado de una form cruel, el lobo se corazon blanco que dio la vida por proteger a la mujer que amaba.

-Siéntate, enseguida sirvo la comida- asiento, dejando de observar el cuadro, Sebastian se encuentra ya en su lugar justo a lado de Eros, quien me mira con sorpresa en cuanto aparezco.

-Toma asiento- me invita, mi hermano sonrie con tranquilidad, tomo la silla a su costado dejando un espacio entre quien es mi progenitor y yo, solo separdos por Sebastian.

-Hice un poco de pasta espero que te guste- sonrio con amabilidad a Dinora, mi mirada se encuentra con la de Eros por un segundo, la desvio al instante, no me interesa hablar con el.

A veces me pregunto si es que algun dia se arrepentira de lo que me hizo cuando era una niña, quiza lo hace ahora pero no es fasil recuperar la confianza en alguien que te ha hecho mucho mal, ni mucho menos es fasil perdonar todo el daño ocasionado, aunque sea mi progenitor.

-Me debe un favor mi padre gracias a ti- miro a sebastian que sonrie con alegria y pensar que la primera vez que lo trate me parecio un grosero y mimado.

-Por que?- miro de reojo a Eros, me sonrie con los ojos brillosos y mi pecho se oprime con el recuerdo de que los ojos que me miraban  de esa manera eran de un demonio de ojos azules que por mucho tiempo fue como mi padre y que ahora parece querer asecinarme mas que protegerme.

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