Donde la ganadora de los septuagésimos juegos debe ir al vasallaje a proteger al Sinsajo, aún cuando significa morir junto a la persona que ama.
Sabía que ese cabello dorado y sonrisa pretenciosa la sentenciarían a muerte.
***
Ubicada en el univer...
No había nada más en mi cabeza que insultos de todo tipo y de todos los idiomas para aquel maldito anciano.
Dijeron que iba a estar a salvo, que nunca más tenía que temer, que todo había acabado.
Y aquí está el presidente Snow mandándome a morir, de nuevo. Una táctica sucia y para nada sutil, con el oculto propósito de matar a aquella vencedora del 12 que tantos dolores de cabeza les ha traído.
Y ahora todos tenemos que pagar por sus pecados.
Todavía no se acababan las pesadillas, todavía tenía terrores nocturnos y crisis de pánico ¿Y me quieren mandar de vuelta allí?
Mi cuerpo aún no lo asimilaba completamente, estaba escuchando la transmisión, pero no procesando la información en mi cabeza, todo se había paralizado cuando dijo que los antiguos vencedores volverían a ser escogidos para unos nuevos juegos.
Dios mío, no habían ni pasado seis años.
La transmisión se terminó, y quedé a oscuras. Miré a mi alrededor, solo estaba yo en compañía de esta casa innecesariamente grande e innecesariamente lujosa.
Era una imagen triste, quería llorar, gritar, tirar cosas, necesitaba un maldito abrazo; pero estaba sola, sin ningún hombro en el cual apoyarme, sin nadie que llorara mi partida.
Para esto simplemente hubiera dejado que me mataran en la arena.
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