Capitulo 02

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Escucho un par de Maldiciones y la enorme 4x4 pasa pitando por el lado de mi ventanilla a toda velocidad, a pesar del pánico y del asombro logro orillar el auto y apagarlo, respiro a todo lo que mis pulmones dan y nuevas lágrimas brotan de mis ojos y mi cuerpo se sacude por completo a causa de mi llanto, subo las piernas al asiento y abrazo mis rodillas haciéndome un ovillo, estuve cerca de morir aplastada en este auto por culpa del idiota de Noah y la querida prima, por culpa de mi cabeza loca y de dejarme dominar por el corazón y no por la cabeza, y así en medio de lágrimas y dolor me permito dejar salir todo, sabiendo que sería la última vez que me dejaría pisotear de esa manera por otro ser humano.

Conduje de regreso a casa, a mi casa, donde vivía con Jenna y Chris, me encerré en mi habitación y tras dejarle saber a Jenna mediante Whatsaap que estaba bien, pero cansada y en casa, me di una ducha y me envolví bajo mis sábanas, como si fueran un escudo protector y el mundo exterior no me volvería a dañar.

No supe en que momento me quedé dormida, solo supe que estaba soñando porque estaba en la playa más hermosa que había visto en mi vida, el cielo con sus colores violeta y naranja anunciaban el atardecer, el final del día y esperaba que el mar se llevara mis lágrimas y no las regresara.

Fue en ese momento que le vi por primera vez, le escuché tararear su voz era demasiado dulce para su apariencia, corpulento, moreno y de casi dos metros, nunca habría esperado que una voz tan melodiosa saliera de aquel cuerpo, habría esperado más bien una voz gruesa e intimidante, me quedé observando sus facciones, cejas gruesas, pestañas largas y negras como la noche, lo más impresionante fue su sonrisa, esa que me dedicó en el momento en el que sus mirada de color esmeralda se encontró con la mía, de alguna manera supe que siempre que viera esa expresión en su rostro todo estaría bien, le devolví la sonrisa y en el momento en el que intenté hablarle desapareció junto a la playa, el atardecer y todo lo demás.

Desperté en medio de la oscuridad de mi habitación recordando a aquel completo extraño que apareció en mi sueño, traté de recordar si era un rostro que hubiese visto antes y desistí convencida de que de haberlo visto lo recordaría, estaba convencida de que era un ángel, una señal de que debía seguir adelante y que no podía dejarme derrotar por nadie. Patee la sábana lejos de mi cuerpo tomando mi celular al mismo tiempo para llamar a la única persona que podía ayudarme con todo.

— Ryan, necesito tu ayuda...

No sé cómo lo había logrado, pero mi primo tocó la puerta de mi habitación antes de que transcurrieran diez minutos desde que le había llamado, llegó con Taylor y un montón de bolsos y comida dispuestos a quedarse durante todo el fin de semana.

— Gracias por sacrificar su fin de semana por mí.

— Nah, eres mi prima favorita, no voy a dejarte sola en esto.

— Yo lo siento mucho Ari, siento no haberte contado las sospechas que teníamos, pero queríamos comprobarlo antes de decirte nada.

— Está bien Tay, no estoy enojada con ustedes.

A pesar de que prefería mil veces que me lo contaran, la parte más racional de mi sabe que yo habría actuado igual, no me atrevería a exponer un secreto así hasta no tener pruebas y aunque mi lado más sensible estaba herido y dolía ser la última en enterarme, lo entendía, no podía enojarme con nadie que no fueran los dos responsables.

Esa noche después de llorar a moco tendido y contarles con lujo de detalles lo sucedido, a Ryan se le ocurrió que lo que yo necesitaba era un cambio de look total y con eso mi ánimo mejoraría.

Les hice caso y a la mañana siguiente salimos de casa apenas salió el sol, la primera parada que hicimos fue en nuestra cafetería favorita para desayunar y seguimos el viaje hacia el centro comercial.

— ¡Este! — les muestro un lindo vestido veraniego de color rosa y pequeñas flores en color blanco, no tengo que ser un genio para saber que lo odian, ambos arrugan la nariz y niegan al mismo tiempo.

— Definitivamente no, estamos buscando un cambio impactante, no la misma ropa de arcoíris y unicornios que siempre llevas — protestó Ryan arrancándome el vestido de las manos y tomando mis hombros para sacarme de la tienda.

— Ry, no hay que ser tan violentos... — le regañó Taylor y cuando intenté decirle un par de perlas a mi querido primo me interrumpió — Aunque tiene razón, quieres renacer como un fénix, pues según lo que conversamos anoche seguir siendo la versión dulce Arielle no es lo que deseas, ¿O sí?

— No, pero tampoco quiero volverme Britney calva chicos.

— Yo no digo eso, pero si algo tal vez como esto. — Ryan señala una vitrina frente a nosotros y aunque el estilo de la chica en el poster de la entrada no es para nada mi estilo, es más rudo, sexy y oscuro, debo admitir que me gusta, incluso su cabello varios tonos más brillante y oscuro que el mío y me inspira totalmente qué camino seguir.

Pasamos horas en la tienda, comprando pantalones, vestidos, blusas, etc, en realidad todo lo necesario para llegar a casa y donar todo lo que estaba en mi armario, incluyendo zapatos y bolsos.

Terminamos el tour en el salón de belleza, o spa, mejor dicho, pues con la cantidad de masajes, terapias y tratamientos que nos ofrecieron aquello parecía más una clínica estética que un salón. Nos dejamos consentir desde masajes relajantes, tratamientos faciales, mani-pedi y por supuesto nuestros cabellos también recibieron la atención que queríamos en primer lugar.

Los chicos me obligaron a cambiarme por algo de la nueva ropa que había comprado, casi me da un ataque cuando finalmente me puse la lencería nueva, era el conjunto más inofensivo que había comprado y, aun así me daba vergüenza mirarme al espejo, eran solo tres pedazos diminutos de tela y encaje rosa pero abrazaban mis curvas de forma que mis pechos y trasero se veían enormes y perfectos al igual que los de una modelo de Victoria's Secret, con el resto de la ropa fue lo mismo, skinny jeans de color negro, crop-top y chaqueta de color rojo y zapatos de tacón del mismo color, todo parecía hacer resaltar mi melena de color fuego y la imagen me gustó, sonreí al ver a la nueva Arielle, al verme nadie pensaría que algo pudiese lastimarme, parecía fuerte e invencible, no importaba cuan rota estuviera por dentro, nunca jamás a nadie se le ocurriría la idea de intentar destruirme de nuevo y eso era todo lo que pedía para volver a comenzar.

— ¿Estás lista? — gritaron ambos al otro lado de la puerta del vestidor.

— ¡Ya casi! — respondí batiendo un poco mi melena antes de abrir la puerta y encontrarme con ellos.

— Bueno, bueno... ¡Bienvenida a la nueva Arielle! — Gritó Ryan orgulloso del resultado, después de todo la sugerencia de colores y estilo había sido suya.

— Te ves hermosa Ari. — Taylor me abrazó con cuidado y yo solo pude sonreír y agradecerles.

Sin duda era una persona completamente diferente, al menos en el exterior y trabajaría todos los días por reparar los pedacitos de mi corazón y volverlo tan frío y rudo como el resto de mí. 

Breathe AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora